
Suscríbete a Merca2.0 y accede a más 3,500 artículos exclusivos a suscriptores. Haz clic aquí
La primera vez que conocí Periscope desayunaba en uno de mis restaurantes favoritos con amigos muy cercanos. A un lado mio, un colega me presumió por primera vez de lo que es capaz Periscope. Streaming en vivo y en el acto, dejamos todo lo que teníamos en la mesa y nos concentramos en teléfono celular de mi amigo promotor de la nueva red social. Súbitamente nos conectamos on line y empezamos a entablar conversación por teleconferencia con unas chicas adolescentes que visitaban por por primera vez DisneyWorld, lo único que me atreví a escribir en un chat tembloroso fue: “Regards from México”. Al instante, me contestaron, “Hi Mexico…”. Quedé paralizado, sin habla.
Las relaciones públicas son quizá la herramienta con un desarrollo más moderado y quizá hasta un poco acartonado en el universo de la mercadotecnia en México y LATAM.
Advertencia para el lector: El contenido que redacto a continuación refleja sólo mi opinión como columnista y en ningún momento tiene como meta discriminar, ofender o insultar las preferencias sexuales de los clientes. Sólo se trata de una reflexión antropológica, informativa, de opinión y para generar contenido de inteligencia de mercado.
Las marcas que no se actualizan o modernizan están destinadas a morir. Mucho he advertido en este espacio del crecimiento impresionante de la televisión con contenido por demanda digital, como Netflix y por lo que el mercado me habla veo que no estaba nada equivocado. Las audiencias están migrando y se están enganchando con el contenido de producciones propias de esta nueva plataforma. Mientras las televisoras locales o por cable se alejan cada vez más de sus audiencias, las nuevas plataformas, se vinculan cada día de forma más cómoda con producciones propias y hechas a la medida de lo que las audiencias realmente quieren ver en la TV. No sólo son series propias, son filosofías y experiencias de la vida posmoderna, también este contenido es generador de conversaciones en redes sociales y en pláticas de sobremesa.
A partir de hace aproximadamente un año la vinculación real de las aplicaciones con los usuarios, está realmente conectada. Es un hecho que los clientes ya las usan, desde la movilidad para transportarse por medio de la renta de un taxi, un sedán con chofer o como una central de reservas para ganar una experiencia en su restaurante favorito. ¿Por qué las aplicaciones están entrando con mantequilla con los clientes?
Todos los que venden transporte quieren nuevos clientes. Esto es un hecho, y cada cliente es dinero. Tan sólo una aplicación como Uber ha ganado 300 mil suscripciones en la Ciudad de México, 100 mil en Guadalajara y otros tantos miles en la ciudad de Tijuana. Cabify, empresa española también gana terreno porque ofrece mejores precios y un servicio ejecutivo VIP.
Hace tres días tuve la oportunidad de charlar de forma informal con uno de los directivos de la sección de opinión pública de uno de los periódicos de circulación nacional más importantes de América Latina.
Hablábamos del rigor de las metodologías para una encuesta ética.
Hace tres días tuve la oportunidad de charlar de forma informal con uno de los directivos de la sección de opinión pública de uno de los periódicos de circulación nacional más importantes de América Latina
La semana pasada me tomé una cervezas con un viejo amigo de la infancia. Tiene más de cuarenta años y lleva casado cerca de diez años. Me buscó desde hace mucho tiempo porque quería hablar conmigo de un problema muy serio de su matrimonio. Está enamorado de otra persona que no es su esposa, ¿Quién es ella?, le pregunté. Y su respuesta me dejó perplejo: “No lo conozco en persona, sólo por Facebook”, ¿Cómo puede estar enamorado un ser humano de un contenido y de fotografías que se generan en Facebook?, pues este tipo de fenómenos de la vida digital ya están pasando más frecuentemente de lo que pasamos. Muchos terapeutas lo pueden comprobar.
Hemos abierto la caja de Pandora. La información fluye indiscriminadamente de una lugar a otro, las personas apoyamos, sin saberlo, el contenido que generan otros y los intereses que lo acompañan.