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Una de las aplicaciones más importantes de las relaciones públicas son el diseño de contenido relevante para comunicar los mensajes clave de la marca o de las organizaciones que las eleven positivamente con sus públicos objetivos. Aunque no hay recetas de cocina, una buena estructura siempre funciona para entregar los mensajes con los que queremos influenciar a la gente.
Una tribu urbana como los forevers son hombres (en su mayoría) entre 30 y 60 años que basan su sentido de identidad en dos programaciones fundamentales, los medios y los grandes intereses económicos han posicionado durante muchos años como un mecanismo de programación constante, destacándolo como contenido muy relevante: el secreto de la vida al final es la juventud y la belleza.
Una de las cosas más peligrosas que existen en este mundo posmoderno, son las personas que creen que saben y no saben. Hay muchas así.
Voy a contarles algo muy lógico a continuación. La necesidad es un motor clave en los seres humanos. Para cada humano existe una necesidad para ser cumplida.
Tengo muchos amigos que nacieron en los inicios de los 90. Pululan a mi alrededor como mariposas que aletean y me salpican con sus vivencias y pensamientos. Más que convertirme en un “etiquetador” generacional o Bluffer de terminajos de mercadotecnia, soy un observador, un científico social de los comportamientos que van acompañados de la edad, la tecnología, las experiencias generacionales, que se aterrizan en misiones de compra y filosofías de vida.
Muchos no las tienen en el radar pero será muy bueno que no las pierdan de vista. Todos hablan en tono de Bluff de los millennials por aquí y los millennials por allá, que si yo soy experto en las nuevas generaciones. Todos los días aparecen y desaparecen falsos profetas y gurús iluminados que aparentemente nos indicarán el camino al éxito de la captación de estos nuevos mercados de clientes con todo y sus misiones de compra.
Siempre he reiterado en este espacio que la generación X -los que nacimos entre 1965 y 1979-, somos una generación perdida, carente de liderazgo, perdidos en el anonimato pasivo. Fuimos una generación teledirigida, manipulada e influenciada por la TV y los influenciadores que salían de esta. Nuestra personalidad, hasta hace poco, era pasiva, aletargada y dispersa.
El nido vacío es un fenómeno antropológico, social, psicológico , hormonal y de mercado. Se desencadena cuando un a mujer basa el toda su identidad en la familia y los hijos. Y de pronto, súbitamente, los hijos se van, hacen su vida y los maridos envejecen, están en el retiro o simplemente ya se han ido por otro camino.
Cada día veo más “Gurús” de contenido en mi entorno. Es triste porque muchos pequeños, medianos negocios y grandes marcas están invirtiendo ya presupuestos respetables en la vida digital de sus marcas y organizaciones. Tal parece que, por el momento, los únicos ganadores importantes son las agencias de pautas en medios digitales, Google, Facebook y Twitter.
Tengo un buen amigo que es un geek profesional y trabaja como vigilante Godinez de los servidores corporativos en varias compañías. Hace poco nos sentamos atrás de un café a analizar, qué palabras clave y temas son los más frecuentes en las búsquedas personales de los empleados en los equipos de cómputo de las empresas.