
Estos días aciagos, impregnados de entonaciones políticas, son caldo de cultivo para EL RUMOR, que es el enemigo público número 1. El rumor se pude generar por ignorancia y/o de manera cándida, por supuesto en forma premeditada, a través de un artículo, un simple comentario, una imagen, hoy reforzado con los llamados “memes”. Puede ser también que se copie información y/o imágenes de terceros y se distorsione; también se puede producir todo esto y más por nuestra cuenta.
Al comenzar un año comienzan también las predicciones para el mismo. Dentro de la disciplina de la mercadotecnia y algunas emparentadas como la economía, las predicciones son de vital importancia para la toma de decisiones empresariales. Sin embargo, con frecuencia, encontramos que profesionales en las materias erran los pronósticos de manera definitiva.
En mi experiencia con visibilidad de varias marcas o empresas con páginas empresariales de Facebook me llama la atención que los niveles de alcance promedio nunca rebasan ni el 30% de la base total de fans, de decir, dos terceras partes de los fans de una página no reciben los contenidos, lo cual no es tema menor. Según una publicación de John Bell en www.socialmediatoday.com se estima que solo el 3% de los fans están expuestos al 100% de nuestras publicaciones empresariales, y que son aquellos que normalmente dan un “like” o comparten dichos contenidos.
En este inicio de año, con premiaciones y nominaciones en el mundo del cine y la televisión, ya los Globos de Oro salieron a la luz, (González Iñarritu ganó, muy bien) y ahora se encuentran muy cercanos los premios Oscar. Por lo menos las nominaciones ya están a la vista de todos y vemos que algunos mexicanos tienen también presencia en estas nominaciones.
Aunque ya estamos entrados en el mitad de enero, aún se siguen viendo las tendencias que tendremos a lo largo del año.
Cada vez que estamos creando un nuevo producto o servicio nace este tremendo desafío. Y es que claro, el nombre es el primer paso al éxito o bien podría llevarte al fracaso. Lo cierto es que muchas veces este proceso carece de toda lógica y predominan factores absolutamente emocionales, como nombres de “mascotas” “apellido de la familia” “nombres de hijos” etc. En muchos almacenes de barrios, vemos muy a menudo nombres muy poco formales que por lo general nunca llegan a prosperar más allá de su propia y única sucursal.
El caso de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo” Guzmán, (nacido en La Tuna, Badiraguato, Sinaloa, México, 25 de diciembre de 1954) líder de la organización internacional de la droga, llamada la Alianza de Sangre, también conocida como el Cártel de Sinaloa, ha disparado las más increíbles reacciones, en todos los niveles de la sociedad, desde el hombre de la calle, hasta el empresario o el responsable de capacitar gente en las organizaciones.
Todavía hace unas décadas se consideraba que los tiempos de entrega de los productos al consumidor final podían extenderse basados en un margen de error. Por ejemplo, en los noventa, un restaurante podía prometer a un potencial comensal que esperara a ser atendido un lapso de 15 minutos, atendiéndolo en media hora sin que hubiera mayor problema. Lo probable era que el comensal esperase a ser sentado y daba por hecho que los tiempos de espera no eran exactos y que su margen de error era por lo general, amplio.
Tal como lo he mencionado en varias ocasiones, el sitio WEB es el punto neurálgico de toda estrategia digital, donde en la mayoría de las ocasiones todo esfuerzo en blogs, redes sociales o motores de búsqueda debe aterrizar en él como el sitio formal e institucional de una marca en el contexto virtual. A su vez, la mayoría de los nuevos sitios se diseñan para ser visibles por los buscadores como Google, Bing o Yahoo, y salvo algunos, muy contados y quizás los más exitosos, diseñan su sitio WEB para fomentar la “Conversión”. La estructura funcional de la gran mayoría de las páginas permite un mejor despliegue en los buscadores pero ¿fomenta la conversión?.
Que su respuesta fue seria, que quizás no le gustó lo que se le dijo, que contestó como enojada, que no sé por qué me responde así, que con esa ortografía ya no quiero con él… En fin, ahora que nos comunicamos más por chat que cara a cara, lo cierto es que estamos hechos bolas con el modo como leemos y entendemos (sí es que entendemos) muchos de los chats. Se han establecido, tácitamente y para algunos, ciertos códigos y ya nos los apropiamos de tal manera que, seguro, interpretamos mal al otro y el otro a nosotros.
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