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No se me ocurre de dónde salió el concepto de que la publicidad debe hacer románticos esos instantes prácticos y “sucios” de la vida cotidiana como ir al baño. Da risa, pareciera que, como si no tuviera ya la publicidad suficiente responsabilidad encima
Ya que tenemos las elecciones casi encima, resulta padre que Huellas de la Publicidad nos pueda meter entre una caja del tiempo y llevarnos seis años atrás para observar las promesas publicitarias de aquel entonces.
La vía más fácil y certera en publicidad es el cliché; es, claro, apuntarle a lo dicho y sabido y aceptado. Las figuras de mamás son una de esas telas a las que hay siempre por donde sacarle ventaja en la comunicación para persuadir.
Cierto, la publicidad es un arte, y como arte denota empeño, dedicación y entrega. Hacer publicidad, corrijo, perdón, hacer buena publicidad es desafiante y no se atribuye a muchos, más bien a pocos, diría yo.
Todo parte de una idea y luego del dinero existente para hacerla realidad. Hay ideas caras y baratas, ideas sensatas y locas, ideas directas y complejas en su planteamiento. Así es en publicidad, no siempre las piezas caras
Todas las formas de comunicación son conjuntos interminables de símbolos, y digo interminables porque son tantos los estímulos y sus significados que, incluso, nuestra mente inconsciente debe tratar de desenredar todo eso que recibimos por ejemplo un solo anuncio
Cuando los productos se atribuyen poderes imaginarios, digamos metafóricos, y nos hacen partícipes de los descubrimientos de sus extra bondades, la publicidad no solamente cumple su objetivo
En la búsqueda de temas y conceptos usados en publicidad para hablarnos de formas, en lo posible, cada vez más certeras, se me ocurrió hablar de artes marciales
Una vez que los mensajes comerciales se atreven a no hacerle el juego a lo obvio y toman riesgos, nos dan el chance de pensar y hacer uso de la interpretación; eso siempre será un plus, pienso. Tengo para ustedes tres choques, tres historias, tres personajes y tres marcas, gracias a Huellas de la Publicidad
Cuando un mensaje publicitario logra insertarse efectivamente en contextos ya probados de evocación a la sensibilidad, como la navidad por ejemplo, la marca logra ser parte de nuestro nudo en la garganta y nuestra piel y complementar el sentimiento.
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