Recordemos que para este tipo de trabajadores aún no existe una formalización en las plataformas, así como una relación comercial adecuada, pues la mayoría de ellos trabajan hasta hasta 13 horas diarias, sin prestaciones de ley, sin servicio mé­dico y sin la remuneración correcta.

El uso del delivery se incrementó de manera considerable en lo últimos años, tan solo en México poco más de 18.1 millones de usuarios piden comida para llevar, de los cuales al menos, 9.1 millones ordena a través de apps como Uber Eats, Rappi o Didi Food, y poco más del 83 por ciento utilizan estas plataformas, de los cuales el 76 por ciento ordena alimentos, el 60 por ciento piden productos del supermercado y solo el 53 por ciento realizan envíos, esto de acuerdo con lo señalado por AMVO.

Además, estimó que el negocio de delivery continuará en crecimiento debido los estragos de la pandemia, pues habrá 34.4 millones de usuarios de apps de entrega a domicilio en México para el 2023, 134 por ciento más que en el 2017.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), el 83 por ciento de los internautas mexicanos utilizan alguna app de delivery, de los cuales:

• El 76 por ciento ordenan comida.
• El 60 por ciento piden productos del supermercado.
• El 53 por ciento de ellos realizan envíos.
• El 14 por ciento adquieren medicamentos.

Sin embargo, para dar servicio a la creciente demanda de entregas de primera línea, existen poco más de 350 mil socios repartidores por aplicación, los cuales no cuentan con seguridad social, ni prestaciones de ley como lo señala la directora de Oxfam México, Alexandra Haas. Es por ello que recientemente la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), dio a conocer que se ha buscado un acercamiento con directivos de Uber, Didi, Rappi y otras plataformas tecnológicas para que reconozcan a casi medio millón colaboradores, conductores y repartidores como sus empleados y los formalicen ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Sin embargo, prácticas como la “cooperación” de la residencia ponen en relieve la falta de empatía que existe ante los trabajadores que usan este tipo de plataformas. La semana pasada reportábamos que si bien los repartidores pueden trabajar los días y en los horarios que prefieran, la necesidad de sumar ingresos hace que deban hacerlo más horas de las legales y, a la vez, sin ningún tipo de control estatal. La calidad de vida no parece ir de la mano con esta clase de empleos.

Ante este escenario se hizo viral una fotografía de dos repartidores durmiendo una siesta en plena calle mientras esperan por un nuevo cliente al que entregarle sus pedidos.

La publicación de la foto tomada en 2019 por Tiago Queiroz fue hecha en Twitter por la doctora en Ciencia Sociales Cora Gamarnik durante el último fin de semana.

Más allá del debate que se generó lo interesante es ver cómo a partir de una fotografía se pueden revelar las disparidades laborales, como fue el caso de la residencia que pide una cooperación de 5 pesos a “didis” y “ubers”  por ingresar.

A lo que muchos usuarios reaccionaron de esta manera: