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Muchos agentes creen que el mundo post-pandemia tiene una recuperación económica casi asegurada
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Esto, porque una buena parte de la población está ansiosa de volver a salir y gastar lo antes posible, y probablemente tiene recursos adicionales
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Sin embargo, otros expertos temen que el proceso sea mucho más accidentado
Si bien la mayoría de las naciones del mundo todavía están lidiando con miles de infecciones y muertes por COVID-19, para los países más ricos la prioridad ya es otra. Para Occidente, ya se está pensando seriamente en cómo impulsar la recuperación económica. Y esto no solo aplica para los gobiernos, sino también para las marcas y varios grupos comerciales internacionales.
Muchos agentes dan por sentado que se acerca un periodo de recuperación económica, tal vez no instantánea, pero sí acelerada. Pero lo cierto es que los indicadores, aunque sí podrían terminar por perfilarse hacia este escenario, también están mostrando posibilidades que no son tan positivas. De hecho, según expertos consultados por Reuters, hay cuatro escenarios:
Recuperación económica acelerada: Un regreso a los 1920
Muchos especialistas opinan que hace un siglo, se vio un periodo de innovación tecnológica casi sin paralelos. Lo anterior provocó una enorme expansión del mercado de valores, así como un muy voluminoso mercado de consumo. Por desgracia, inmediatamente después se vió una caída en la bolsa y una depresión que prácticamente eliminaron los avances logrados.
Hoy, la COVID-19 también ha probado ser un catalizador para la innovación digital, lo cual se ha visto reflejado en un mercado de valores en máximos históricos. Además, se cree que esta vez no se pondrá en jaque la recuperación económica, pues las autoridades y reguladores han aprendido mucho en este siglo. Así pues, ésta es tal vez la expectativa más positiva posible.
Un regreso accidentado: El escenario de los 1930
También haya una posibilidad que se vea el peor escenario posible de hace un siglo. Entonces, la desigualdad rampante complicó la recuperación económica de las familias más humildes. Incluso provocó una caída en las tasas de nacimiento y un regreso al populismo, impulsado por la gran disparidad entre ricos y pobres. Y la COVID-19 sigue ya muchos de esos pasos.
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Voces de la industria: Responsabilidad social y su rol en la recuperación
Si bien un segmento de la población global pudo enriquecerse notoriamente con la COVID-19, la gran mayoría perdió su trabajo, familia o ingresos. Esto, por supuesto, imita la brecha de poder adquisitivo que comprometió la recuperación económica el siglo pasado. Y desde hace años se han visto cómo las tasas de natalidad han ido cayendo, más allá de la pandemia.
Inflación compromete recuperación económica: Los 1970
Hace medio siglo, se presentó un nivel de alza significativa de precios en Estados Unidos (EEUU) que eventualmente contagió al resto del mundo. Lo anterior estuvo impulsado, en parte, por un alza en los precios del petróleo. Por supuesto, esto afectó el poder adquisitivo de los consumidores, algo que podría volver a verse en 2020 según varios grupos especialistas.
En Occidente, se han visto ambiciosos planes de estímulos y seguros de desempleo para lidiar con el riesgo de infección. Y en países en desarrollo, especialmente en Asia, las poblaciones cada vez más grandes han provocado una baja oferta de trabajadores, llevando a un aumento de salarios. Así pues, se podría ver una recuperación económica ligada a una alta inflación.
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Un gobierno más omnipresente: Una ruptura con 1980/2010
La década pasada y a finales del siglo XX, se vieron una serie de cambios que llevaron a una administración económica más liberal en Occidente. Es decir, se vio el rol del gobierno pasar a segundo plano, dejando a las empresas tomar las riendas de la recuperación económica post crisis 2008/2009. En esta ocasión, hay varios indicadores que sugieren justamente lo contrario.
No hay que voltear a ver más que propuestas como el impuesto corporativo global mínimo, según los especialistas de Reuters. Es posible que el gobierno regule y participe activamente en la economía, incluso con inversiones públicas. Lo anterior podría llegar a desincentivar el papel de la iniciativa privada, lo cual podría dificultar la recuperación económica aún más.
