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En Lima, un trabajador fue despedido por la filtración de una conversación de WA donde llamó a su gerente “pelón”.
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La empresa no violó la privacidad del trabajador, porque la conversación no fue obtenida por sus medios.
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El trabajador demandó; sin embargo, la Corte Suprema determinó que la ofensa viola el principio de respeto y buen trato laboral estipulado en la Ley de Productividad y Competitividad Laboral.
En Lima, Perú, un trabajador fue despedido por llamar “pelón” a su jefe en una conversación de WhatsApp privada. La empresa argumentó el despido por la falta de respeto a su superior, buen trato, el insultar y falta cortesía dictado en la Ley de Productividad y Competitividad Laboral del país. Ante el hecho, la Segunda Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria de la Corte Suprema amparó al trabajador porque la conversación no fue directa con el superior, sino una filtración; sin embargo, dictó que la ofensa a la apariencia física no se justifica por lo que validó el despido por parte de la empresa.
Antes de ingresar a un empleo la educación se convierte en el activo más importante para las empresas. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Acciones y Valores para ser Mejores Peruanos, elaborada por Ipsos, los valores que más aplican los peruanos en un entorno inmediato es respetar a todos por igual (26 por ciento), trabajar para un futuro mejor (24 por ciento), cuidar el ecosistema (19 por ciento), honestidad (14 por ciento).
Asimismo, la honestidad es el valor más importante para la población en función de mejorar su ciudadanía con 28 por ciento y como parte de las respuestas añaden: “No discriminar ni excluir al que es o piensa diferente” y “ser más solidarios”.
Aunque el respeto y la honestidad se posicionan como los principales valores de los peruanos según la encuesta de Ipsos, el trabajador decidió hacer comentarios despectivos y burlarse del gerente de Gestión y Desarrollo Humano en una conversación de WhatsApp donde solo se encontraban trabajadores de la empresa; no obstante, los hechos fueron filtrados y la empresa procedió a despedir al trabajador por falta de respeto y cortesía profesional.
Los límites de la privacidad en WhatsApp y la ofensa por apariencia física: ¿un despido justificado?
En Perú, hay 13.7 millones de usuarios de redes sociales y el 85 por ciento de ellos tiene cuenta en WhatsApp, las conversaciones y la expresión libre dentro de ellas es un común denominador; sin embargo, el chat del trabajador fue filtrado y juzgado aunque los hechos se dieran entre un dirigente sindical y sus iguales y no de forma directa entre el trabajador y superior. Por esa simple razón, la Corte Suprema amparó al empleado cuando este decidió demandar a la empresa por despido injustificado.
Pero viene el límite de la privacidad… la empresa accedió a la información de forma filtrada por algún trabajador con el que se compartió chat y no espió o violó la privacidad con revisiones al trabajador.
El argumento de defensa del trabajador se destrozó cuando la Corte Suprema se enfocó en los valores laborales, ya que “nada justifica el ofender a una persona por su apariencia física o referirse a ella de manera despectiva” e hizo efectiva la Ley de Productividad y Competitividad Laboral en la que se establece una sanción por toda falta de palabra, aún fuera, e los centros de trabajo y cuando se deriven de la relación laboral.
