
Son comunes las empresas, grandes o pequeñas, que no logran encontrar un ritmo de trabajo, crecimiento y/o mantenimiento en sus plataformas digitales, ya sea que su negocio directo sea el comercio electrónico o simplemente deban extenderse a estos medios.
Diariamente recibimos publicidad de diferentes marcas. De acuerdo a la agencia de investigaciĂłn Yankelvich, los mensajes que recibimos son en promedio de 3 mil al dĂa. Todos estos son productos que satisfacen nuestras necesidades diarias y de marcas que “amamos”.
Yo digo que la mercadotecnia, en particular, no calcula el tamaño de las puertas y el largo de los caminos que se le han abierto en esta época digital. Avasalla sólo pensarlo. Aunque también provee de cierto alivio a los emprendedores que tienen ganas de hacer y hacer y hacer.
Hay un riesgo mayor en subir campañas a las redes sociales además de hacerlo en los medios tradicionales, y es justamente lo que también puede ser una ventaja: la acción e interacción del público receptor.
Todos los seres humanos somos creativos por naturaleza, eso nos ha ayudado a sobrevivir desde el inicio de la humanidad. Pero el tĂ©rmino de ser creativo se ha ido acotando más y se ha relacionado con aquellas personas que tienen caracterĂsticas para demostrar que son originales.
Durante 18 años de ejercicio profesional me ha tocado revisar muchos contratos, casi siempre estando del lado de la empresa, la cual contrata tanto con clientes como con proveedores. Aunque es válido afirmar que no hay dos contratos iguales, también puedo decir que muchos se parecen.
Abrir la puerta de nuestra casa a nuestros allegados independientemente de en dónde nos encontremos; monitorear al bebé a distancia con cámara en vivo directo a nuestro celular, o encontrar un taxi con el poder de unos cuantos clics, son de las cosas que hoy ya permiten hacer las aplicaciones.
Mientras en algunos lugares aumenta la posibilidad e trabajar a distancia en casa gracias a los avances de las telecomunicaciones, en otros se comienza a dar marcha atrás por razones que van desde las económicas hasta las meramente de cultura organizacional.
Cuando el plan parecĂa simplemente ir a una obra de teatro -“AgonĂa y Ă©xtasis de Steve Jobs”- para fugarse un poco de la rutina y pasar el rato juntas, mi amiga Daniela y yo terminamos enredadas en una reflexiĂłn nada superficial que además de a nosotras dos, le compete a la humanidad de hoy, ¡a todos!
Las necesidades comunicacionales que la guerra civil estadounidense trajo consigo, casi 150 años después cambiaron de forma radical la manera en que hoy la información llega al público.
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