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Sergio Brodsky

No sé escribir, pero aún así la gente me lee

Durante los siguientes dos años hice un voto de silencio. Sin embargo, voces de vergüenza, inferioridad y malestar se hicieron bastante presentes en mi mente.

En 1992 un concurso nacional de ensayos invitó a los niños de Brasil a documentar sus preocupaciones y esperanzas acerca del medio ambiente y la vida en la Tierra. Sus palabras se unirían a las de los líderes mundiales y figuras públicas – Al Gore, el Dalai Lama y Ted Turner entre ellos- y serían “plantadas” en las hojas metálicas del “Árbol de la Vida”, una gigantesca escultura al aire libre que se convirtió en el símbolo del primer Earth Summit, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.

Afortunadamente fui uno de los niños seleccionados. A los 11 años no conseguía comprender como fue posible que un área equivalente a 184 millones de campos de fútbol en la selva amazónica habían sido destruidos para alimentar las demandas mundiales de consumo. El campo de fútbol -donde la mayoría de los muchachos brasileños, ricos y pobres, pasan su tiempo– se hizo una inquietante memoria.

Al igual que el medio ambiente, hay muchos otros temas que me interesan profundamente y escribir sobre ellos me permitió articular mis puntos de vista, cristalizar mis conocimientos e invitar a personas de ideas afines a discusiones constructivas. En resumen, siempre me ha gustado escribir. Ha sido una de mis pasiones más vivas.

Bueno, eso fue cierto hasta que obtuve mi primer trabajo como estratega de marca en Londres. Súbitamente percibí estar en un entorno rodeado de Cambridge y Oxford, con graduados de literatura y gramática inglesa. Los acentos elegantes y la gramática impecable eran tan intimidantes como inspiradores, así que decidí escribir mi primer artículo acerca de lo que he aprendido con el reposicionamiento global de HSBC, uno de mis clientes claves.

Siguiendo el protocolo de la agencia, compartí el artículo con mi exjefe que respondió de la siguiente manera: “Sérgio, el inglés no es tu primera lengua y a pesar de las conclusiones y las ideas están correctas, el texto no fluye completamente. Es mejor que consideres escribir menos para evitar más errores gramaticales.” ¡Eso me golpeó más fuerte que un puñetazo en el estómago! Durante los siguientes dos años hice un voto de silencio. Sin embargo, voces de vergüenza, inferioridad y malestar se hicieron bastante presentes en mi mente.

Avancé rápido, casi cinco años y me encuentro moderando un panel de discusión sobre … ¡la pasión! Esto ocurrió en la semana pasada en Sydney, en la Conferencia de los Líderes de la Academia de Marketing de 2016. Tuve como misión sacar la verdad desnuda de cuatro mercadólogos altamente logrados que, de una manera u otra, lograron vivir sus pasiones incluso cuando las habilidades o el conocimiento no estaban allí.

Para Simon Davenport, gerente Nacional de Publicidad y Comunicaciones de Officeworks: “una mentalidad apasionada hace que cada interacción en el trabajo se sienta como un privilegio, en lugar de un desafío o un camino de bloqueo. Al gestionar nuestra pasión y nuestra energía, tenemos una plataforma mucho más fuerte para inspirar y capacitar a nuestros equipos y organizaciones para lograr el éxito… especialmente cuando no tenemos todas las respuestas, lo que sucede mucho”.

Jeff Miller, gerente ejecutivo de Marketing en Commonwealth Bank, aseguró que no estoy solo: “La pasión es increíblemente contagiosa. Rodéate de personas que comparten la pasión por tu visión y harán posible a lo que tus limitaciones no permitan. Esto tiene un impacto exponencial en la positividad, progreso y acercamiento a sus objetivos. Como líder, motivar e inspirar a sus equipos es sin duda la parte más crítica de su trabajo. Al conectarse con profesionales apasionados, haces con que el camino hacia el éxito se vuelva más corto… independientemente de lo que no ha dominado completamente.”

Tina Walsberger, directora de Marketing del Festival de Sídney es una gran creyente que la pasión por lo que haces es como una turbina en el proceso de aprendizaje y supera las brechas de habilidades: “La elección de una vida en un sector profesional que me hace verdaderamente apasionada todos los días, fue una decisión de carrera de las más obvias. Me hace querer ser mejor cada día, aprender constantemente y superar la frustración del fracaso ocasional por lo cual todos pasamos”.

Nadie está completamente preparado. Sin embargo, ¡dónde hay pasión, hay un camino! El liderazgo es una realidad muy similar. Nada es perfecto o plenamente conocido. Los líderes abrazan a la ambigüedad, siguen su instinto y están siempre mejorando a sí mismos. En el fondo saben lo que se supone que hacer y cuando otros dicen que no pueden, todavía mejor!

Han pasado casi tres años desde que llevo dos columnas regulares, una en Australia y otra en Merca2.0, ninguna de las dos en mi lengua materna. Espero que los errores gramaticales se hayan reducido, pero por otro lado, es un señal de autenticidad que me permite seguir viviendo una pasión y perfeccionando a mis aptitudes. O, como dijo una vez el periodista Hunter S. Thompson: “si algo hace tu sangre correr más rápido probablemente vale la pena hacerlo”.

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