El hombre es el arquitecto de su propio destino. Es una frase de la conseja popular que ilustra muy bien el caso de un Rey, (Juan Carlos I) quien representó con valentía a los españoles durante casi 40 años y hoy, con su extraño “traslado”, fuera de su país, (término usado en la milicia para quien es cambiado de base) busca evitar un mayor deterioro de la Corona Española que encabeza desde el 2014, su hijo Felipe VI.
Este es un caso de cabildeo, gestión de crisis y buen gobierno. Veamos sus claves.
Víctor Frankl, en su libro El Hombre en Busca de sentido, que se convirtió al paso de los años en una obra de consulta y referencia sobre la resiliencia y en donde narra sus propias experiencias en un campo de concentración con tal maestría que parece como si contara los episodios de otro individuo, se pregunta: ¨¿quién es en realidad el hombre?”, y no tarda él mismo en responderse, ¨es el ser que siempre decide lo que será material y espiritualmente¨.
Un líder que se proponga como objetivo central ser transparente ante los ojos de sus ciudadanos y no lo cumpla, se convertirá esta inacción, en la mancha que le acompañará de por vida. La ética política es la respuesta para dejar un sano legado. Lo anterior nos sirve como punto de partida.
El caso del Rey Emérito tuvo por varias semanas a España en tensión social y la esfera política confundida, toda vez que , aunque los términos del acuerdo entre el Rey Felipe y su padre fueron avalados por el Jefe de Gobierno, tiene ciertas aristas que pone a la monarquía española otra vez en el ojo del huracán.
Toda crisis crea una situación de urgencia y es ahí donde el problema modifica los comportamientos, pues deben tomarse decisiones apegadas a la ética y a los factores que todo gobierno debe esgrimir como la transparencia, la comunicación precisa y la gobernabilidad, que en el caso español, ésta última debe conservarse ante la escalada de nueva cuenta de la pandemia y de la crisis económica que tiene seriamente preocupado al Presidente Español, Pedro Sánchez, a quien le urge estructurar un mensaje de unidad.
¿Cuál fue el proceso de cabildeo que el Rey Felipe VI llevó a cabo para evitar un mayor daño a la Corona? Los primeros pasos fueron la renuncia a su herencia que provendría de su padre. Un poco después hizo pública la ruptura con su hermana Cristina tras el escándalo Nóos que le llevó a la infanta a renunciar al ducado de Palma y a distanciarse de por vida de su hermano el Rey. Asimismo, tuvo conversaciones primero con su padre sobre las formas de su traslado y después con el Jefe del Gobierno Español para que avalara la decisión. Otra ronda de conversaciones de este cabildeo político fueron con el Jefe de Gabinete, Iván Redondo y con la Vicepresidenta Carmen Calvo, en donde también intervino con audacia el Jefe de la Oficina de la Casa Real, Jaime Alfonsín. Todo lo anterior bajo el mayor sigilo.
La clave para que el acuerdo tuviera viabilidad fue la redacción de un cuidado comunicado que seleccionó las palabras para que el Rey Emérito accediera salir del Palacio de la Zarzuela y aún más, de España: “Trasladarme, en estos momentos fuera de España”, fue la parte medular.
El resultado de estas negociaciones le proporcionan al Rey Felipe Vl, quien ha actuado con determinación, un margen de maniobra para mantener estable el sistema monárquico – parlamentario que le heredara su padre, Juan Carlos de Borbón a quien la historia le juzgará por sus acciones.
La reputación de la monarquía depende de ello.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.