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Espectaculares convierten a Emmanuel Macron en Hitler y ¿los límites de la publicidad?

Los abogados de Macron y su partido presentaron acciones legales encontró del dueño de estas vallas, al considerar que estas representaciones son un insultó público para el mandatario.

Una serie de espectaculares que se pueden ver calles de Francia han sido objeto de una oleada de críticas y opiniones contrapuestas. La razón no es otra más que el gran protagonista de los mismos es el presidente francés, Emmanuel Macron, pero con un atuendo especialmente polémico.

Tal como indican desde Reuters, Michel-Ange Flori, propietario de un negocio de publicidad vial en Francia, decidió utilizar algunas de sus vallas publicitarias para lo que denominó un ejercicio de sátira política: colgar una imagen que mostraba a Macron vestido como Adolf Hitler.

Las razones detrás 

Las peculiares ejecuciones muestran a Macron caracterizado como Hitler, en donde vestido con el reconocido traje militar café, porta un brazalete rojo en el brazo en donde se ha sustituido la cruz gamada por las siglas del partido LREM (La República En Marcha) que respalda al mandatario. Junto a esta imagen se puede leer el mensaje: “Obedece, vacúnate”.

Con estos detalles se sabe que los espectaculares fueron colocados como una respuesta a la ley aprobada este mes por el parlamente francés la cual prohibe el acceso a ciertos lugares públicos a las personas que no estén completamente vacunadas o que no presenten una prueba negativa vigente a Covid-19.

Aunque la normativa tuvo una rápida repercusión, con más de un millón de pedidos de turnos para vacunación y un récord de inmunizaciones en un solo día, con 792 mil 339 dosis aplicadas, lo cierto es que la medida ha ganado muchos opositores, quienes aseguran al presidente de actuar como un dictador.

Macron

De libertad de expresión  

Ante los hechos, los abogados de Macron y su partido presentaron acciones legales encontró del dueño de estas vallas, al considerar que estas representaciones son un insultó público para el mandatario.

Lo cierto es que la relevancia del caso ha crecido si consideramos que la postura del presidente alrededor de la revista Charlie Hebdo. 

La publicación satírica publicó caricaturas del profeta Mahoma, originalmente en 2006, que la mayoría de los musulmanes consideran blasfemas. El Estado francés defendió el derecho de la revista a publicar este tipo de contenidos. 

En octubre del año pasado, Macron aseguró ”no renunciaremos a las caricaturas y los dibujos, aunque otros se echen atrás”, durante un discurso en honor al profesor de escuela Samuel

Paty, que fue asesinado por un adolescente checheno que quería vengar el uso que dio el catedrático a las mencionadas caricaturas en una clase sobre libertad de expresión.

Así el caso se ha convertido en el punto de un debate especialmente ácido: cuál es el limite entre la libertad de expresión y el desatino de ser ofensivo.

Este asunto, sin duda trasciende a la publicidad, disciplina que como se sabe funciona como un espejo y consecuencia de lo que sucede en la sociedad. 

Entre competidores y límites

Para la industria publicitaria, el fenómeno es un tema de suma importancia si consideramos que en su labor por cautivar la atención de las audiencias e influir en sus decisiones se enfrentan a un nuevo competidor que es difícil de entender, predecir y controlar.

La democratización de la producción y distribución de contenido nos lleva a que hoy en día la principal competencia de las marcas son las personas a las que las marcas quieren convencer. Estas personas tienen hoy en día más audiencias cautivas que muchas marcas. Las marcas por tanto están en la obligación de construir mejores experiencias y quizás situaciones como la ocurrida con Macron pueden ser un camino sencillo de ganar esa relevancia, cuando menos, con una parte específica de la población.

Aunque esto podría parecer un asunto obvio, lo cierto es que no se trata de una brecha a cerrar sencilla. El asunto no se trata sólo de adoptar formas de comunicación actuales como los memes o emojis o adaptar un mensaje a las plataformas y canales ‘de moda’. 

El desafío será comprender los limites y reconocer que ya seas una marca comercial o el dueño de una empresa publicitaria con la infraestructura para dar difusión a un mensaje, existen espacios que no pueden ser tocados bajo el argumento de una libertad de expresión que hoy por hoy es un término con muchos significados.

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