Diego Maradona tiene dos caras cuando de branding se trata. Por un lado, su imagen deportiva es impecable, con decenas de títulos obtenidos, entre ellos, el de la Copa del Mundo de México, en 1986.
Sin embargo, su alocada vida personal y sus declaraciones contradictorias no sólo no suman, sino que restan a su imagen personal. Cuando Maradona toma el micrófono se puede esperar cualquier cosa y eso, al resto de las marcas, no les gusta. Las grandes compañías se alejan porque nunca se sabe qué va a decir ni cómo va a reaccionar ante distintas circunstancias.
En ese contexto hay que analizar la novedad del fin de semana en materia de redes sociales: Maradona desembarcó en Instagram y lo hizo a lo grande. En sólo dos días subió más de 30 fotos y sumó más de 140 mil seguidores.
¿Cuánto tardarías tú en llegar a esa cifra de followers? Seguramente mucho más tiempo. La razón es que tú no tienes fotografías alzando una Copa del Mundo, ni abrazando a Roberto Baggio, ni en la Bombonera ni jugando con la 10 del Nápoli o del Barcelona.
Eso es lo que está haciendo Maradona en Instagram: aprovechando el canal de comunicación con sus fans para mostrar fotos de su pasado en el deporte y, a la vez, para exponer los detalles de su vida en los Emiratos Árabes, donde “el Diez” dirige el Fujairah FC.
La primera foto que escogió es la que lo muestra levantando la copa en México.
La demora en llegar a Instagram de Maradona es poco entendible. Si bien está sumando seguidores rápidamente, su popularidad no será suficiente para vencer el tiempo perdido respecto de otras figuras del fútbol.
El inglés Gary Lineker, por ejemplo, un contemporáneo de Diego que jugaba en la selección de su país, tiene más de 500 mil followers, siendo un jugador mucho menos conocido a nivel mundial que el argentino.
Ni hablar de Pelé, que suma 2 millones de seguidores en la misma red social.
