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El valor de una perra influencer o mascota con influencia en redes, en el mercado se consolida cada vez más por el peso que encuentran estas cuentas, en generar contenidos valiosos para marcas de su segmento.
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Un elemento con el que se define el rol del influencer en la actualidad se determina en función de su peso como marca personal pero cuando se trata de cuentas como la de un perro influencer, es momento de abrir el debate sobre la gran deuda que hay en el mercado, para los consumidores dueños de estos animales.
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Existe mucha expectativa en torno a las mascotas, sin embargo, esto no se traslada en las decisiones que toman las marcas al respecto.
Todo es contenido y desde que se puede narrar absolutamente todo a través de redes sociales, la historia de cómo el dueño de un perra influencer ha terminado comiendo en la calle porque impidieron la entrada de su mascota al local, es pauta para hablar de otros casos, en que perros han terminado convirtiéndose en víctimas de espacios comerciales o marcas, que no están preparadas para la nueva realidad que vive el consumidor.
Hablamos de una industria de perrhijos y animales de compañía, que ha comenzado a despuntar en el mercado, pero que las marcas han estado renuentes a aceptar, con espacios acondicionados para lograr recibirlos y protocolos para darles atención.
Ser perra influencer no es suficiente
It’s Pug Bertha es una perra influencer que cuenta con más de 170 mil seguidores en su cuenta de TikTok y casi 10 mil seguidores en su perfil de Instagram, lo que consolida su valor en redes sociales, solo que en locales comerciales poco han sabido apreciar el reconocimiento con que cuenta en medios digitales.
Una de las últimas historias publicado por el dueño de Bertha muestra cómo acaba consumiendo sus alimentos en las escaleras exteriores del establecimiento y lamenta no poder ingresar al lugar en compañía de su mascota.
El video con cerca de 300 mil reproducciones en TikTok sirve como sentencia, asegura el dueño de Bertha, para todos los lugares que no aceptan mascotas en su interior.
La mala anécdota que vivió Bertha, quien incluso cuenta con una tienda en línea, es un referente de la gran deuda que tiene el mercado con las nuevas tendencias que siguen los consumidores, quienes se acompañan cada vez más de petinfluencers o animales de compañía, lo que ha detonado nuevos hábitos de consumo.
@itspugberthaUn mensaje para todos los lugares que no aceptan mascotas ?? ##itspugbertha ##pug ##mascotas ##dogs ##petfriendly ##petfriendlymexico♬ sonido original – K?
El exceso en el control que se ejerce contra animales de compañía o mascotas influencers en muchos lugares comerciales como aerolíneas, ha llevado a atestiguar todo tipo de malas experiencias, como la que recientemente reportó el influencer Henry Jimenez Kerbox, cuando documentó el proceso de traslado en Volaris de su perra, que tuvo que ingresarla en una jaula para mascotas, misma que fue asegurada por los empleados de la aerolínea con cinta canela en un proceso por demás estresante para la mascota.
Dentro de los stories que el influencer compartió en redes, revela que no pudo ingresar a cabina con su mascota de soporte emocional, debido a que las aerolíneas implementaron una política en que prohíben el ingreso a mascotas de más de 12 kilos de peso a cabina.
Otro incidente similar fue documentado por el famoso conductor Rafa Sarmiento, cuando en junio pasado evidenció a la cadena de restaurantes Shu, al denunciar que esta le impidió el ingreso del perro de compañía que asiste a su hijo con autismo.
El hecho desató un debate sobre la gran deuda que hay en lugares comerciales y en las políticas de muchas marcas, en la atención que brindan a los consumidores, cuyos estilos de vida incluyen el acompañamiento de mascotas por diversas razones. Se trata de nuevos estilos de vida a los que no se han adaptado las marcas.
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