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Juan Becerril

¿Seguro que no ejerces el micromanagement?

Esta historia ocurrió en un campo del Bajío en medio de una visita en el rancho de nuestro cliente. El tema era elegir el momento de regar la parcela y el desacuerdo con su hermano.
  • “Mi hermano y yo no nos ponemos de acuerdo en las fechas para regar la parcela”.
  • “Y no cree que la asesoría de un técnico les puede ayudar? Ellos les pueden proporcionar datos para que no tengan dudas”.
  • “¡No! ¿cómo cree que ellos van a saber más que nosotros de nuestro rancho? Yo nomás de ver el color de la planta sé cuando hay que aplicar el riego y la mera verdad yo prefiero pelearme con mi hermano que con un extraño”.

Una de las etapas que debemos librar en nuestra formación como líderes, es la de ser capaces de delegar, dando responsabilidad a las personas con las que colaboramos de manera que no caigamos en la tentación por hacer las cosas nosotros mismos por esa falsa creencia de que nadie nos puede igualar.

Esto genera potenciales barreras de desarrollo profesional para nuestros equipos de trabajo, frustración y eventualmente, mantenernos en las mismas prácticas de siempre pues no abrimos la puerta a ninguna idea distinta que nos haga al menos cuestionarnos acerca de lo que hacemos, por qué lo hacemos y la manera de llevarlo a cabo.

Pues es así como el micromanagement hace su aparición siendo el gerenciamiento con un nivel de detalle exagerado que parece la antítesis de la confianza en los demás.

 

Cuidado, el problema puedes ser tú

Y más que hacerle recordar a un cliente carente de habilidades gerenciales o a su peor jefe que tenía todo menos la disposición de hacerlo crecer, la idea de este ejercicio es hacernos una simple pregunta: ¿soy micromanager? Aquí le ayudo a identificar algunos potenciales comportamientos a fin de que los evite a toda costa.

 

Yo solo quiero ayudar: brindar apoyo es lo esperado cuando se tiene un equipo de trabajo cargo pero puede ser una manera engañosa de disfrazar nuestra necesidad de emprender una cercana vigilancia.

Pregúntese más de una vez qué tan necesaria es su presencia en esa tarea específica en el momento en que ésta se desarrolla. Muéstrese disponible cada vez que lo quieran contactar pero también rete a que sus colaboradores puedan avanzar en la configuración de los proyectos y establezca momentos específicos para intervenir porque de lo contrario la dependencia se convertirá en un obstáculo para ambas partes.

 

Riesgos calculados: Se dice en el modelo de desarrollo 70 20 10 que la mayor cantidad de aprendizajes ocurrirán en el desempeño habitual de nuestro trabajo, motivo por el cual ese es el escenario natural en el que los errores pueden ocurrir al menor costo posible.

No tema delegar y más aún cuando el impacto de una potencial falla no sea tan relevante, pues de esta manera generará confianza en sus colaboradores, tendrá espacio para la reflexión de cómo podemos hacer mejor las cosas en un futuro, dando a su equipo el espacio y la libertad de decisión.

Lo reto a que piense cuántas veces usted se habrá equivocado a lo largo de su carrera y cuál fue la reacción de quién en aquel momento lo supervisaba.

 

Perder poder: Crecimos con una cultura organizacional con una excesiva carga jerárquica que privilegiaba la idea de tener la última palabra o nunca cambiar de parecer y esos eran comportamientos aceptables de un líder que en mi experiencia era el perfil de los jefes de la vieja guardia.

Hoy se busca tener gente de distintas áreas y con diferentes experiencias preliminares, con potencial de desarrollo y formaciones académicas que no necesariamente pertenecen al área donde se desempeñan. Todo esto en conjunto debe privilegiar una cultura de trabajo en equipo donde el poder está en las decisiones que de manera conjunta se puedan llegar a tomar.

No me malinterprete; tener jefe no es pecado mortal, simplemente la sobre consulta es una bomba de tiempo y qué decir del micromanagement

 

Sembrando reflexión.

Es una realidad que mucha gente sigue pensando que es verdad aquel antiguo refrán que decía al ojo del amo engorda el caballo lo cual no sólo resta visibilidad de la imagen completa del bosque sino que mantiene esta idea de centralizar el control de las decisiones.

Si su organización no pone oídos en que el micro management sucede en su cultura y peor aún, usted no nota que haya una disposición por erradicarlo, aléjese inmediatamente.

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