La realidad virtual (VR por sus siglas en inglés) es ahora una de las nuevas tecnologías más prometedoras.

Presentados en películas de los años 90 como “la invención de futuro”, los lentes de realidad virtual, que puestos permiten viajar al mundo de la virtualidad, día a día son cada vez más asequibles y, como consecuencia, se vuelven más y más accesibles.

La industria VR se está desarrollando muy rápido, los expertos predicen que los ingresos de hardware y software de realidad virtual aumentarán de 3,7 mil millones de dólares en 2016 a más de 20 mil millones en el 2020. Señalan también que el mercado crecerá, especialmente, hacia el llamado “VR móvil”: los headsets diseñados para los usuarios de teléfonos inteligentes, que representarán hasta el 75% del mercado. De acuerdo con los datos de Deutsche Bank, en 2016 hubo aproximadamente 22,5 millones de usuarios de mobile VR en todo el mundo, 6,5 millones más que en el año anterior. En 2020, el banco predice que el número de aumentará a 154 millones.

Muchas marcas ya han experimentado con VR y lo utilizan para fines de marketing de diferentes maneras. Aquí, el único límite que existe es, en realidad, la creatividad.

En la conferencia de tecnología CES del año pasado, Audi preparó una showroom virtual de su nuevo modelo de coche. El voluntario no sólo pudo moverse alrededor del coche, ver el motor, abrir el maletero o las puertas, sino que incluso pudo entrar al interior del coche y sentarse en el asiento del conductor.

Aunque VR ofrece varias posibilidades, aplicaciones, y diversos sectores (en la que se incluyeron últimamente la industria médica y la de bienes raíces) están interesados en él, siendo la industria automotriz la que parece estar en la vanguardia. Toyota preparó, por ejemplo, un tipo de videojuego, en el que el jugador se vuelve un conductor de un automóvil atacado en un bosque o una calle oscura. Vean ustedes mismos:

Es innegable: VR evoca emociones fuertes. Y eso es lo que busca el marketing, ¿verdad? Sin embargo, en la actualidad para VR es difícil escalar en ese efecto, naturalmente; su popularidad todavía está muy limitada, aunque el aumento del interés se puede notar fácilmente: los headsets VR fueron unos de los regalos más elegidos para la Primera Comunión en Polonia este año; también en México, muchas empresas publicitaron sus servicios proponiendo un headset muy básico como regalo. Pero VR sigue siendo un gadget para los que tienen ciertas posibilidades económicas. El costo de un buen headset hoy en día oscila entre 500 y 800 dólares. Este no va a funcionar correctamente sin un buen equipo, cuyo costo puede ser incluso hasta de mil 500 dólares.

Un estudio publicado por Forrester Research muestra que el 42 por ciento de los adultos estadounidenses encuestados en línea nunca han oído del VR; un 46 por ciento adicional dicen que no ven el uso de esta tecnología en su vida. Es natural en el caso de los productos nuevos e innovadores. Sin embargo, esto demuestra que el VR aún necesita unos años más para convertirse en un producto ampliamente utilizado, y por lo tanto, una herramienta común utilizada por los mercadólogos. Hasta entonces sigue siendo una novedad y curiosidad. No obstante, vale la pena recordar que los que hoy están experimentando con VR, dentro de unos años serán probablemente los líderes en el uso de esta tecnología en sus industrias. Teniendo en cuenta las oportunidades que ofrece: esta inversión puede pagar.