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Alvaro Rattinger

Netflix quiere ser todo para todos y podría terminar por ser nada para nadie

Hay pocas marcas tan emblemáticas como Netflix en la actualidad. La empresa ha hecho un trabajo increíble por transformar el entretenimiento en el hogar. Pocas marcas han logrado entrar al hogar como lo ha hecho esta firma norteamericana. Una de sus apuesta más importantes ha sido la creación de contenido para la plataforma. Con éxitos tan importantes como House of Cards o en México, Club de Cuervos ha cimentado su músculo como generador de contenido. Sin embargo; en su esfuerzo por crear productos de nicho ha complicado las temáticas de sus programas.

La plataforma de streaming ha incluido una cantidad importante de programación propia. Parecería por lo menos en un análisis superficial que los programas contienen contenido para todos los segmentos y en todos los sentidos. La nueva programación se ha convertido en un ejercicio de representación política, racial y de preferencias de género. En una reciente conversación con un padre de familia me alertó a un problema importante con la programación. Al comentar la nueva serie protagonizada por Dennis Quaid me compartió que al tercer capítulo tuvo que abandonar la programación. Al indagar más me confesó que simplemente no deseaba —en ese momento en la edad de sus tres hijas adolescentes— entrar en el tema LGTB y que el show inadvertidamente había presentado el tema en casa. En lo personal no tengo mayor problema con la representación de la audiencia LGTB pero reconozco que el incluir con tanta fuerza este tema en la programación de la marca fuerza el contenido dentro de los hogares. Lo mismo ha sucedido con la última parodia sobre la vida de Jesucristo quien es presentado como un joven y sus tribulaciones con la homosexualidad. Sin embargo, el reto para los padres no se detiene allí, La cantidad de violencia en películas —como es el caso de Seis— es increíblemente más alto por lo menos en el nivel de detalle. Claro, en casa con una pantalla a unos metros seguramente lo he sentido con mayor peso.

Parecería que la firma ha perdido sensibilidad sobre la regionalización de contenido. Ciertamente una programación en Europa, la Unión Americana y México tendrían distintos niveles de sensibilidad. Un buen ejemplo son las series de narcotráfico, honestamente las únicas que evito a toda costa dentro de Netflix. En lo personal me parecen un ejercicio en apología del delito, pero esa es mi opinión. En todos las iteraciones Colombia primero y ahora México han logrado gran audiencia, en sus países de referencia como a nivel mundial. Habría que analizar qué tanto daño hacen a la marca México, Colombia o inclusive la Unión Americana. Desde la perspectiva mediática Netflix ha hecho un gran trabajo, no busco condenar ni aplaudir el contenido, lejos de eso. La columna no busca evaluar a un segmento o preferencia en temática; no obstante, es imposible ignorar que para los consumidores hay efectos negativos en la selección temática dentro del hogar. Este fenómeno ya se ha visto en los videojuegos y aunque se culpa a ellos de las masacres en escuelas o lugares públicos no puedo evitar pensar que seguramente el efecto es del contenido en general sin mencionar la irracional violencia en la que nuestro país está inmerso.

Los competidores han detectado la debilidad en el modelos de big data y representation de Netflix. Una muestra es el tipo de programación presentado por Amazon, Apple TV+ y Disney. En los tres casos —por ahora— han decidido presentar opciones basadas en fórmulas más seguras de contenido. Un ejemplo es la Serie de Jack Ryan que busca los valores de películas de suspenso y acción basadas en personajes de Tom Clancy. O Disney con ofertas que van desde el universo de Star Wars hasta el contenido clásico de dibujos animados. No quiero decir que no hay contenido controversial entre las opciones de streaming pero han dejado el lugar más arriesgado a Netflix.

Esto podría indicar que su posición privilegiada en los hogares con distintos rangos de edad se ponga en duda. Las familias especialmente latinas continúan conviviendo en el televisor y en ese sentido tendrían que disputar temáticas y parecería que el contenido —por lo menos el exclusivo— se encuentra en desventaja como una opción de punto medio para toda la familia. Ciertamente los perfiles para niños son una salida —no sólo para Netflix— para entretener de manera dirigida a los niños. También es cierto que en el caso de los adolescentes Netflix se consume directamente en el móvil. No obstante una marca no siempre se beneficia por ser la más arriesgada, hay otro valores importantes en el mundo del entretenimiento. La lucha por el espacio del streaming apenas comienza y los consumidores apenas comienzan a comprender que no están atados a una opción. Lo interesante es que la decisión no estará en la plataforma, hacer streaming desde la TV ya es una experiencia muy estable, no hay una plataforma increíblemente mejor que otra. El verdadero diferenciador será el contenido.

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