Es momento de balancear la información que recibe el ciudadano del mundo acerca del COVID-19 y de rediseñar una agenda más propositiva.

Hemos caído en una espiral que solo nos deja ver una parte de la situación y no es la mejor, ya que genera intranquilidad y zozobra. Lo ideal es que al tiempo que observamos los protocolos de seguridad ante la pandemia, debemos construir sin dilación, escenarios para la recuperación que tarde o temprano llegará.

Sin duda, este ejercicio resultará más saludable y nos permitirá estar mejor preparados para ingresar a las nuevas formas de hacer negocios, estudiar y convivir.

¿Qué podemos hacer?

Para tomar buenas decisiones y comunicar con precisión, debemos analizar el espectro económico, el cuál nos dice que hemos tenido un gran frenón. La recesión global es inminente y algunos líderes mundiales ya están tomando medidas fuertes que se espera se tomen estructuradamente evitando caer en el pretexto de la pandemia, con el solo fin de aumentar su poder político. Esto es un error que puede revertirse. No es momento de politizar la emergencia sanitaria.

Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y al cual debemos estar espejeando diariamente, inyectará 2.3 mil millones de dólares para créditos y sacará todas sus herramientas económicas y fiscales para flexibilizar las cosas, así como ampliar el esquema dollars liquidity swaps con otros bancos centrales.

México, por su parte, deberá poner atención para apoyar a las empresas sin tantas condiciones fiscales eliminando también los obstáculos regulatorios para incentivar al motor de la economía que son los empresarios.

A nivel global es momento que los estrategas líderes de los tanques de pensamiento se pongan a rayar la cancha y traten de socializar preguntas como las que sugiere el IPADE Business School, a través de sus webinar sobre el tema económico, ¨¿sabemos lo que estamos haciendo?, ¿en los países desarrollados cuánto va a durar el estímulo?, ¿cómo se pagarán los apoyos emanados del Fondo Monetario Internacional,?¨y finalmente, ¿cómo vamos a comunicar estas decisiones para crear confianza y motivar a todos pensando que la pandemia va a pasar y empezar de cero para crecer mejor?

Las acciones que se deben planear y comunicar con prestancia son:

Efectuar un plan razonable para volver a la normalidad que sea viable y que nos lleve al principal objetivo que es sobrevivir.

Realizar lo que Arturo Damm Arnal, periodista, filósofo y profesor, llama el consumo solidario, comprarle a Don Beto, el tendero de la esquina y apoyar a los boleros, tenderos locales y a todos aquellos que día con día se ganan la vida.

Buscar una estrategia más robusta pensando en un escenario difícil y superarlo.

Seguir reforzando nuestros conocimientos en el sector digital.

Comunicar eliminando la obesidad informativa e intentar protocolizar el uso de las redes sociales.

Lo cierto es que después de la pandemia ya nada será igual. Tenemos la oportunidad estos días de reflexionar el mundo que deseamos tener, y una vez concebido el concepto, trabajar todos en equipo, sin bando e ideología que nos separe. Ahora que vimos lo vulnerables que somos como sociedad, el reto es uno: trabajar en conjunto.

Por ahora, tenemos que replegarnos, perseverar e innovar para subsistir.

Nos encontraremos más adelante.