A tres años, el proyecto se diluyó, como todo en la 4T y la construcción o adaptación de 300 espacios en la capital para ser sedes del programa se han convertido en elefantes blancos vacíos e inútiles.
El programa fue bandera durante la campaña de Sheinbaum; en cada alcaldía recorrida vociferaba que habría 300 puntos para 2021 y que en ellos se tendría espacio para hacer ejercicio, aprender idiomas, un oficio o concluir los estudios básicos, además, se aprovecharían las trayectorias de licenciados, maestros, estudiantes, doctores, artesanos y todos aquellos que tuvieran algo que aportar a la comunidad. Hoy entrado 2022 hay 198 Pilares en construcción, es decir, dos tercios, pero de ellos, se desconoce cuántos realmente se encuentran en operación, es decir, con usuarios activos y cuantos no, al menos en la página de Datos Abiertos del Gobierno de la CDMX esos datos son inexistentes.
Hay ejemplos tristísimos del programa, en Acopilco en la alcaldía Cuajimalpa el proyecto se quedó en unas lonas y una brigada que ofreció información por algunos días, después se fueron y jamas regresaron. En la misma alcaldía fue remodelado un espacio que antes pertenecía a la Escuela de Artes y Oficios pero de Pilares sólo quedó el letrero de colores afuera, la instalación no se ha podido abrir porque en el predio existe una deuda con la Comisión Federal de Electricidad.
No sólo se trata del dinero invertido, también de las personas, los talleristas y profesores que fueron contratados hace tres años ya no fueron “seleccionados”, como parte del plan, ellos que realizaron visitas casa por casa, que durante la pandemia se hicieron famosos con sus chalecos verdes por apoyar durante la aplicación de vacunas necesarias para combatir el Covid 19, los que hacían cada sábado tequío y labores comunitarias sin importar que su beca restringiera sus labores a “dar clases”…
La “beca” se terminó aunque en realidad siempre fue un trabajo e incluso un brazo que Sheinbaum hacía valer cada vez que necesitaba de la población, por ejemplo, para realizar censos para medir su capital político.
En palabras de Sheinbaum, el trabajo con prestaciones dignas no es oportunidad sino un derecho mismo que ella violó porque esta claro, los trabajadores fueron disfrazados de becarios para que no cumplir con sus exigencias laborales mínimas como seguro social.
Conocí a una de ellas en la puerta de la casa, es química, fue “contratada” para ofrecer el taller de huertos urbanos, me contó que durante uno de los recorridos la mordió un perro, gastó en medicamentos y curaciones diarias durante 15 días cerca de dos mil pesos, es decir, una cuarta parte de su sueldo y claro su incapacidad jamás pudo ser comprobada así que sus inasistencias ponían en riesgo su permanencia en el programa. Ella no fue seleccionada para 2022. Se reúne con otros en su misma situación a través de las redes sociales para exigir justicia aunque en el fondo sabe que tendrá que luchar contra Goliat.
Se trata de una traición a los más de 20 mil que apoyaron a la doctora desde aquellas reuniones en el Teatro del Pueblo en el Mercado Abelardo Rodríguez hasta ahora que después de ser expuestos incluso al contagio de Covid son desechados probablemente para no generar ningún tipo de antigüedad.
Una traición inadmisible en la Ciudad de México, entidad con la tasa de desempleo más alta a nivel nacional con 7.3 por ciento de sus habitantes mayores de 15 años, es decir cerca de 642 mil 400 personas, más de medio millón que no tienen empleo ni un medio para subsistir.
A esa cifra se debe sumar la tasa de ocupación en el sector informal que de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México alcanzó en el mismo periodo más de dos millones y medio de personas.
En estos años se atravesó la peor pandemia que ha enfrentado el mundo en la historia reciente y ello, claro, afectó los planes eso es entendible pero dejar a cientos sin un sustento después de laborar tres años en las peores condiciones, de adaptarse a un programa que nunca ha tenido ni pies ni cabeza eso tiene otro nombre, ya se imaginará cuál es.
