En plena Copa Oro 2025 y el Mundial de Clubes, algo muy interesante está sucediendo en México: la televisión tradicional, tan popular todavía en México (y tan golpeada por el consumo streamero de las nuevas generaciones al mismo tiempo), está siendo sobrepasada por una alternativa digital genuina, humana, entretenida, divertida y convincente.
Las transmisiones en YouTube de Christian Martinoli, Luis García y, recién en el partido del pasado 18 de junio, Jorge Campos, figuras de TV Azteca y sin los derechos televisivos, decidieron narrar los partidos en vivo en el canal “Farsantes con Gloria”: sin imágenes del partido, solo su voz, pasión y cercanía con la audiencia.
¿Qué es esto? ¿Regresamos a la popularidad de las narraciones deportivas en la radio de los años 40 que, con la imaginación de la audiencia, emocionaban y entretenían gracias a las voces de Pedro “El Mago” Septién, de Fernando Marcos y de Julio Sotelo? Así es, nada más que ahora sin censura y vía digital a través de la pantallita de YouTube.
El impacto es contundente: en el partido de México vs. República Dominicana, alcanzaron 70,000 espectadores simultáneos y acumularon más de 275,000 vistas y más de 80,000 espectadores en el partido del Monterrey vs. Inter de Milán, según cifras oficiales de YouTube. Pero fue el partido contra Surinam del 18 de junio el que la “rompió” (hasta ahora): un pico de 270,000 espectadores simultáneos, con más de 1.5 millones de personas conectadas por al menos unos minutos (cuéntenme a mí como una de ellas).
Es un temblor mediático. Un nuevo estilo de ver/escuchar el futbol donde se silencia la señal “oficial” dando paso a lo que la gente (quien manda) siente más auténtico y cercano.
La voz del público multipantalla es voz de mando.
El hashtag #MuteTUDN se convirtió en trending topic nacional. Mientras usuarios subían imágenes viendo TUDN en silencio y escuchando a Martinoli y García en su celular o tableta, en redes surgieron mensajes como:
“Pongo el audio de Martinoli y García y muteo la tele”
“Con ellos siento el partido, no me imponen una narrativa aburrida”
“Lavolpe, Faitelson y Vaca me arruinan el ambiente: mute obligatorio”
“La habilidad para sincronizar el live con la transmisión oficial es digno de estar en el currículum”
“Felicidades Cristian y Luis, con groserías incluidas fue mucho más divertido que Televisa, aburrido a más no poder”
Este fenómeno reafirma una realidad potente: el poder es del consumidor multipantalla. Lo que importa no es la señal, sino la voz que conecta, el tono que emociona.
Y ni hablar, los números hablan más fuerte que los ratings
TV Azteca se reinventó de alguna manera espontánea, pero Televisa (TUDN) ha visto caer a su audiencia. Los spots costosos y los gráficos impresionantes ya no generan preferencia en sus transmisiones de futbol.
Y qué decir de contenidos deportivos en otros canales, tanto en abierta como cerrada, donde, más allá de generar un contenido interesante y vendedor, insisten en utilizar (si, suena mal, muy mal, pero eso hacen) a presentadoras en minifalda o vestido ajustado como “atractivo visual”, reproduciendo clichés de los tiempos de programas de los años 80 del siglo pasado.
Eso si, salvo honrosas excepciones, como en el caso de presentadoras como Miroslava Montemayor y Majo González en MAX, que mantienen relevancia con profesionalismo, análisis ligero y cercanía. Ellas demuestran también que la calidad de contenido sigue siendo la mejor atracción visual.
La mala respuesta de Faitelson
Frente a este tsunami inesperado en el comportamiento de los consumidores de futbol, David Faitelson de TUDN decidió ignorar la tendencia, calificando estas transmisiones como contenido de baja calidad y burlándose del formato. Esa respuesta agresiva no logró detener el fenómeno; al contrario, dio visibilidad a Martinoli y García. En un entorno donde el engagement es la moneda de cambio, esa estrategia fue un error de comunicación.
Implicaciones para medios, marketing y publicidad
Este fenómeno no es ocasional: es una señal de cambio y ofrece lecciones poderosas:
- La voz auténtica vende más que la imagen costosa.
La “brand voice” de Martinoli y García conecta porque es genuina. El público busca voces auténticas, cercanas y emocionales, no solo imágenes atractivas y costos millonarios. - Multipantalla: la audiencia elige, determina y transforma el consumo.
Hay que pensar multiplataforma, no solo en una señal fija. La audiencia ya no depende de un solo medio; ahora decide cómo y dónde consumir el contenido. - El talento personal supera al poder corporativo.
La marca personal de Martinoli y García demostró que la narración individual puede vencer al branding institucional. - Publicidad contextual y conversacional gana terreno.
Un patrocinio en un live disruptivo puede tener más alcance que un spot en TV abierta. - La publicidad debe adaptarse a formatos auténticos y flexibles.
Las marcas necesitan entrar en conversaciones genuinas, alejándose del formato tradicional de anuncios unidireccionales. Además, hay que entender que no se “vende” solo por hablar rápido como merolico. Eso ya pasó hace más de 50 años. - Métricas modernas, no ratings tradicionales.
Engagement, tiempo de visualización, comentarios y tendencia valen más que los clásicos números de rating. - Responder agresivamente puede ser contraproducente.
La colaboración o respuesta amable atrae más que la crítica sin diálogo. Respuestas negativas como la de Faitelson fortalecen al fenómeno en lugar de minimizarlo. Escuchar al consumidor es esencial para sobrevivir en la nueva era digital. Y una asesoría de RRPP no cae mal nunca.
Y al final; Martinoli y García no solo adaptaron su formato: redefinieron el consumo. Demuestran que:
- El contenido ya no lo dicta la cámara, lo dicta la conexión.
- Se gana con narrativas que emocionan, así nomás.
- ¿Puede ser que ya no les permitan transmitir así partidos del Mundial de Clubes o de la Copa de Oro? Es probable. Pero el golpe y la lección ya se dio.
- El espectador es protagonista: elige, decide y castiga en silencio (o en Mute, como lo quieran ver).