Suscríbete a Merca2.0. Haz clic aquí

profesionales de las RRPP
Carlos Bonilla

Luego de dos años de pandemia, hoy las mujeres no tienen motivos para festejar

En todos estos aspectos de la desigualdad que sufren las mujeres es obligado destacar su incidencia aún mayor en la vida de las más vulnerables.

La pandemia de la COVID-19, que está cumpliendo dos años desde que fue declarada oficialmente por la OMS ha traído, además de una gravísima emergencia de salud, el escalonamiento de muchas de las desigualdades preexistentes, debido tanto al impacto social y económico que provocó, como a las medidas adoptadas para paliarla. Es de mencionarse que las mujeres han sufrido y siguen sufriendo de forma especialmente aguda las consecuencias de estas desigualdades, al tener que enfrentarse a una mayor vulnerabilidad y también a nuevos obstáculos para alcanzar la igualdad.

Son muchos los ámbitos en los que pueden observarse estas consecuencias. Uno de los más dramáticos ha sido el de la violencia de género, acentuada por el confinamiento obligado, que ha forzado a las mujeres a convivir con sus agresores durante más tiempo y en un ambiente de mayor tensión y, al mismo tiempo, ha dificultado su acceso a los sistemas de protección. En los últimos dos años se han incrementado exponencialmente las consultas online de víctimas de violencia y otras peticiones de ayuda. También cabe mencionar las limitaciones que mujeres de todo el mundo han encontrado en el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, con riesgos claros sobre el aumento de la mortalidad materna.

La pandemia ha tenido también consecuencias para las mujeres en el aspecto psicológico, con la incidencia que ha supuesto en su salud mental el confinamiento en viviendas familiares con marcadas limitaciones en cuanto a espacio y condiciones, junto con el aumento de la tensión intrafamiliar y el desigual reparto de las cargas de trabajo.

El impacto sobre las mujeres ha sido particularmente perjudicial y no suficientemente señalado. El Observatorio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que el 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado recae sobre las mujeres: más del triple que los hombres. Además, el hecho de que el sistema de cuidados se sostenga en una amplia mayoría de mujeres en todo el mundo –constituyen el 70% de la fuerza de trabajo de los sistemas socio-sanitarios­–, las ha situado en primera línea de exposición al virus, aumentando su riesgo y consolidando su doble rol de cuidado social y cuidado privado dentro de los hogares.

A ello se añade que las medidas de confinamiento y la suspensión temporal de las clases para los menores, han aumentado los desequilibrios en la conciliación laboral y familiar, lastrando aún más el desarrollo profesional de las mujeres, que se han responsabilizado en mayor medida del cuidado de niños, sin que las medidas adoptadas hayan tomado en cuenta las dificultades para poder compaginar esta tarea con sus responsabilidades profesionales. 

El desarrollo profesional de las mujeres se ha visto limitado por el aumento de la carga de trabajo no remunerado, mientras se acentúa para ellas el riesgo de sufrir desempleo y pérdida de ingresos. También hay que sumar el impacto que la pandemia ha supuesto en la pérdida de empleos precarios e informales, en los que ellas son mayoría.

Otro aspecto de la pandemia que ha generado consecuencias más negativas para las mujeres es la desigualdad existente en el acceso a internet y a las nuevas tecnologías. Una realidad que ha perjudicado especialmente a los hogares que no cuentan con acceso suficiente a la red, y dificultado gravemente el desarrollo educativo y laboral de sus miembros. Según indica el Global Fund For Women, las mujeres tienen un 21% menos de probabilidad de tener un teléfono celular, un recurso clave en países en desarrollo, donde los teléfonos brindan acceso a la seguridad, la educación, los sistemas de protección, las transferencias bancarias, etc.

En todos estos aspectos de la desigualdad que sufren las mujeres es obligado destacar su incidencia aún mayor en la vida de las más vulnerables, ya sean las mujeres migrantes, las trabajadoras domésticas, las mujeres privadas de libertad, las familias monomarentales, el colectivo LGTBI o las mujeres de las zonas rurales.

Por si lo anterior fuera poco, en México “celebramos” hoy el Dia Internacional de la Mujer con el anuncio de la desaparición del programa Escuelas de Calidad, medida que además de perjudicar a los niños de educación básica, que tenían la posibilidad de resarcir los atrasos en su formación con una mayor carga de horas de clase, recibían dos alimentos al día, lo que en muchos casos no puede ocurrir en su casa. Sin embargo, las más perjudicadas con esta desafortunada decisión del Gobierno Federal son las madres de esos niños, quienes en muchos casos tendrán que renunciar a sus trabajos porque sus hijos saldrán de la escuela al mediodía, o bien tendrán que dejarlos a merced de depredadores, que suelen aprovecharse de la ausencia de las madres para abusar de ellos.

Suscríbete al contenido premium de Merca2.0

De Madrid a la Ciudad de México, la fuente más confiable de estrategias de mercadotecnia a nivel global. Una mirada a las estrategias de las grandes marcas y las tendencias del consumidor.

Más de 150,000 mercadólogos inscritos en nuestros boletín de noticias diarias.

Premium

Populares

Únete a más de 150,000 lectores

Regístrate a nuestro newsletter en la siguiente forma y recibe a primera hora las noticias más importantes de mercadotecnia, publicidad y medios en tu correo.

Más de Merca2.0

Artículos relacionados

You don't have credit card details available. You will be redirected to update payment method page. Click OK to continue.