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Carolina Bejar

Lecciones de branding personal entre candidatos presidenciales

La forma, la entonación, la proyección de la persona y la comunicación no verbal dicen mucho más de lo que se dice.

Los debates entre candidatos a la Presidencia de México son una enorme oportunidad de conocer más detalles de los personajes que nos gobernarán. Incluso, por encima de las propuestas políticas que se presenten, en realidad son un escaparate sobre sus actitudes y comportamientos, donde sobresale la forma de hablar, expresarse, criticar, reaccionar, responder ante situaciones adversas o hasta para hacer chistes y ocurrencias.

La imagen, la comunicación verbal y la no verbal que hemos visto en los debates, nos dice mucho, ya que se encuentran expuestos frente a las cámaras, con altos niveles de audiencias, con el público y los moderadores, en un escenario que no pueden controlar; comparado con sus spots publicitarios o eventos de campaña cuya planeación es completamente favorable a cada uno.

Por ello, entender los mensajes de proyección, entonación, la comunicación no verbal y todo aquello que se muestra, nos dice mucho más sobre los candidatos de lo que realmente dicen en sus discursos.

Como lo hemos explicado en algunas colaboraciones anteriores; un aspecto esencial es la apariencia, ya que del 100% de la información que se emite (verbal y corporal), el aspecto visual aporta un 55% de nuestra atención, el 38% se da por el lenguaje corporal, como movimientos de manos y gesticulaciones, quedando solamente el 7% para que las personas presten atención a lo que decimos.

Partiendo de estos números, analicemos entonces a los candidatos.

¿Cuál fue su apariencia?
Todos jugaron a la segura. Los cuatro optaron por el clásico traje azul oscuro, que para la ocasión es muy acertado ya que es el color que proyecta jerarquía, autoridad y confianza. Combinaron el traje con una camisa blanca, provocando un gran contraste y complementando su atuendo con la corbata lisa, que cabe mencionar es la de mayor rango. Justamente, sólo en la corbata se vio el estilo que cada uno quiso remarcar, al utilizar un tono diferente.

Por otra parte, el ajuste de la vestimenta en el aspecto físico se vuelve muy importante a considerar.

Quien lo hizo muy acertadamente fue José Antonio Meade, el largo de saco y pantalón era el adecuado. Detalles como el que se vea ½ pulgada de la camisa hacen un detalle de distinción que él cuida bien.

En Ricardo Anaya observamos un ajuste mayor de su saco, aunque el largo de sus mangas no fue del todo el correcto ya que estaban demasiado largas.

Los que no atinaron en lo absoluto, fueron López Obrador y Jaime Rodríguez, ambos portaban un traje que no era de su talla. Se les pudo ver que les quedaba grande de los hombros a ambos, a Obrador en el ancho de la manga y el pantalón de Bronco nuevamente se le vio excesivamente largo.

¿Qué vimos en su comunicación no verbal?
En López Obrador constantemente se le vio incómodo y molesto, mostrándolo la mayor parte del tiempo en sus gesticulaciones, mediante el ceño y cejas fruncidas, mandíbula apretada y aferrándose con fuerza al micrófono con ambas manos en varias ocasiones. En su comunicación no verbal fue evidente su malestar al sentirse atacado por sus adversarios.

Por su parte, a Ricardo Anaya lo escuchamos propositivo, con un tono seguro y retórico. Responde y conecta con el público presente. Se acerca a ellos, proyectándose cercano. Mantuvo su sonrisa segura y en ocasiones hasta irónica, sobre todo al escuchar los comentarios o réplicas de sus oponentes. El uso de sus manos y postura firme, confirman su auto control, y al estar sentado lo observamos tomando notas, atento y cómodo.

Habló a los diferentes públicos de manera técnica, pero también utilizó un vocabulario coloquial como el “carajo”. Se le vio en una actitud de reto y provocación constante hacia López Obrador.

José Antonio Meade, se le vio con mayor seguridad que en el primer debate, ya que corrigió el uso de sus dos manos al hablar, logrando dar mayor fuerza a sus palabras, así como el uso de su tono de voz, que en esta ocasión se le oyó mucho más enérgico al responder a sus contrincantes.

Al responder al público, usó un tono amable y cercano, logrando ser empático. Manejaba bien el espacio, ya que se movía por todo el foro, acercándose a todos los presentes.

Y en cuanto a Jaime Rodríguez “El Bronco”, su entonación pausada se oía tediosa. Se le vio tenso y contenido, proyectándolo en sus gesticulaciones al apretar los labios y dientes lo que dejaba ver su molestia.

¿Y qué dijeron?
Resulta muy interesante que millones de personas vieron el debate, pero muy pocos pueden recordar una propuesta de gobierno de manera concreta y clara. Las personas recuerdan sólo algunos aspectos vagos que terminan por convertirse en lo chusco.

Por ejemplo, La cartera de Andrés Manuel es una estrategia disuasiva en son de burla, es aprovechar esos segundos para decir que la guardaría bien para que no se la llevaran. De esta forma, Andrés Manuel tiene una gran capacidad para conectar con el público mediante la descalificación de hechos.

Jaime Rodríguez inició nuevamente con desatinos porque en su actuar responde impulsivamente, y ya dado ejemplo de ello cuando dijo en el primer debate que cortaría la mano a los corruptos y ahora que privatizaría a Banamex. Es muy similar cuando El Bronco insiste y presiona hasta a sus adversarios hasta que se den un abrazo, para referir que todos son lo mismo, pero él es distinto.

Posiblemente sean algunas acciones planeadas, pero fuera de lugar, ya que tratar de conectar a través de algunas ocurrencias no crea ninguna buena impresión.

Para finalizar, aquí te dejo otros momentos relevantes en cuanto a imagen y comunicación no verbal de los candidatos:

Desde el inicio se pudo leer mucho de cada uno de los candidatos. Iniciando con la primera foto donde se puede ver desde la forma en que están parados. Los pies son un claro ejemplo de esto.

Anaya y Meade están bien plantados, con los dos pies paralelos, aunque Mead se quedó un paso atrás. Obrador giró su cuerpo y sus pies lo que se lee como que quiere salir de ahí. El Bronco no aprovechó la foto, traer un libro y está deteniendo su saco, lo que le resta protagonismo a su porte.

López Obrador se ve con el pecho hacia afuera, actitud de reto y que lo demuestra con cara hacia arriba.
Meade tiene una postura de atención y relajado.
Anaya está escuchando con atención.
Bronco parece que está aburrido, que desea no estar ahí.

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