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Carolina Bejar

Disculparse innecesariamente devalúa el branding personal

Ofrecer disculpas demuestra que sabemos reconocer nuestros errores, sin embargo, cuando esto se vuelve un tic verbal se debilita la autoestima y con ello nuestra imagen.

Reconocer nuestros errores ante una situación complicada de la cual hemos sido partícipes da una buena impresión de nuestra imagen, sin embargo, abusar de este hecho o pedir disculpas constantemente provoca que nuestra comunicación se debilite e implica que estamos aceptando una culpa que no nos pertenece.

En palabras de la socióloga canadiense Maja Jovanovic, “cuando nos disculpamos innecesariamente terminamos haciéndonos pequeños y disminuyendo lo que estamos tratando de expresar, además nos hace parecer más pequeños y tímidos de lo que realmente somos y todo esto puede socavar nuestra confianza”.

Por ese motivo, nuestro Branding personal también se ve afectado pues se pierde credibilidad en las palabras y se proyecta una imagen débil; incluso en el ámbito profesional se puede dudar de la capacidad de la persona en cuestión.

Cabe mencionar que muchas personas utilizan una disculpa en su comunicación diaria para demostrar cortesía o humildad, algunas de estas frases utilizadas con frecuencia son: “Siento molestarte, pero ¿puedo hacerte una pregunta?” o “Disculpa, ¿me puedes pasar esa pluma?” Es importante resaltar que cuando pedimos ayuda, damos nuestra opinión e incluso cuando tenemos razón no es necesario ofrecer disculpas.

Podemos eliminar los “perdones” innecesarios de nuestras oraciones y seguir siendo considerados, por ejemplo, durante una reunión Jovanovic menciona que “en lugar de decir: “Lo siento por interrumpirlo”, es mejor intentar “¿Qué tal, tengo una idea…”, “Me gustaría agregar…” o “¿Por qué no intentamos esto?”. La idea es ser cortés y no minimizarte.

Otra ocasión es cuando tardamos un tiempo considerable en responder un mensaje de texto, en lugar de responder con un “lo siento”, lo mejor es expresar la razón por la que no pudimos contestar a tiempo.

En otras situaciones, en lugar de ofrecer una disculpa podemos ser agradecidos. Cuando hacemos esperar a alguien por alguna situación que sale de nuestro control, podemos decir “Gracias por esperar” o “Gracias por su paciencia”.

También si hemos acaparado mucho una plática, Jovanovic afirma que en lugar de decir: “Lo siento por desahogarme”, es mejor expresar agradecimiento: “Gracias por escuchar”, “Gracias por estar ahí” o “Gracias por ser mi amigo'”.

Por otro lado, darnos cuenta de que ofrecemos disculpas al redactar un correo electrónico o enviar algún texto nos hará parecer inseguros, como afirma Tami Resiss, co-creadora del complemento ‘Just not sorry’, “el uso habitual de este tipo de expresiones hace perder fuerza a tu comunicación, disminuye la confianza de los demás en tus ideas y daña su impacto por sonar débiles e inseguros”.

Ofrecer una disculpa es importante siempre y cuando la situación lo amerite, recuerda ser consciente de lo que quieres proyectar y trabajar en ello para mejorar tu comunicación verbal y por ende tu branding personal.

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