De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la confianza es vital para que los emprendedores y las pymes sean más productivas.
Vivimos en una era en la que, de súbito, perdimos la confianza en todo o casi todo; si en algo nos golpeó la pandemia fue, precisamente, en las emociones, siendo el miedo y la desconfianza los que más se apoderaron de las personas.
El miedo a salir y contagiarse, sumado a la desconfianza por cualquier persona, han sido, sin duda, dos de los más grandes retos a superar en estos días en los que la vida “normal” se va retomando poco a poco.
Para las empresas, pequeñas, medianas y grandes, así como para los emprendedores, el reto a vencer en la era de la pospandemia será, entre otros más, el de recobrar la confianza con el fin de ser más productivos.
De acuerdo con el estudio Edelman Trust Barometer 2022, citado por Statista, en el que se han encuestado a más de 36 mil personas de 28 países, contar con un alto nivel de confianza de los clientes va a resultar enormemente importante para lograr la recuperación económica de las empresas cuando la crisis sanitaria llegue a su fin (o al menos avance a una etapa más próxima a la normalidad).
Dicha encuesta ha revelado que, en países como China, Indonesia y la India, sus habitantes son los que más confían en que las empresas “hagan lo correcto” una vez que la crisis sanitaria empiece a dar sus últimos suspiros.
Y es que, según el estudio “Confianza, la calve de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Cribe”, desarrollado por el BID, la confianza tiene un importante efecto positivo para el crecimiento de cualquier persona, razón por la que resulta ser un factor clave a la hora de invertir, emplear, producir, comprar o vender.
Además, conforme a lo señalado por el estudio del BID, hay más y mejores oportunidades en aquellos países el nivel de confianza de sus habitantes es alto, lo cual los motiva a ser más productivos.
Dicho en otras palabras, mientras más confianza exista, más productiva es la gente. Por consecuencia, en países donde el nivel de confianza es bajo, abunda el comercio informal .
“Mayor confianza significa menos burocracia que daña a los negocios, a las inversiones y a la innovación. Significa gobiernos más transparentes, comprometidos en cumplir sus promesas y a rendir cuentas. Y también implica ciudadanos comprometidos que den voz a sus opiniones y participen activamente para realzar las democracias y apoyar la construcción de sociedades más inclusivas”, señala el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone.
Por supuesto, la confianza también juega un rol importante en cuanto a la inclusión financiera y el crecimiento económico. En países de Latinoamérica y el Caribe, la desconfianza hacia los bancos está en un 40 por ciento, debido a que las personas consideran a las instituciones bancarias como lucrativas y oportunistas.
Asimismo, para que haya una mayor oportunidad de crédito para las pymes, la confianza también es clave. Se ha comprobado que, en Europa, las pymes que disfrutan de un alto nivel de confianza de los agentes crediticios consiguen más créditos y tienen menos restricciones de este.
“A menudo damos por sentada la confianza en el debate actual sobre políticas económicas, por considerar que las raíces de este problema son de naturaleza estructural”, detalló dijo Susana Cordeiro Guerra, gerente del Sector Instituciones para el Desarrollo del BID.
Sin duda, una vez que entremos en el terreno de la pospandemia, la clave para los consumidores y la sociedad en general será el volver a confiar en que las cosas volverán a su “normalidad”.
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