Internacional.- La emoción es un buen recurso en publicidad, pero debe utilizarse con criterio y cuidado. De otra forma no genera sino una sensación de algo inacabado.
Hemos visto excelentes ejemplos de comerciales emocionantes como el Incomprendido de Apple que dio como resultados millones de visitas o algunos más simples en los que se repiten ideas como el “viaje en el tiempo” para traer a la actualidad la nostalgia del pasado, ejemplificado en varios comerciales de Carozzi o en el del aniversario de Nescafé. Sin embargo, lo que no se siente de verdad, no provoca sentimientos en los demás. Es el caso del último comercial del Volkswagen y la tristeza de su conejo.
El comercial más arriba mencionado tiene buenos detalles, pero no consigue provocar ese movimiento interno tan necesario para la recordación. Realizado por Adam&Eve DDB de Londres y subido a YouTube a comienzos de diciembre, tiene una buena cantidad de visitas en la red social, pero no ha logrado viralizarse. Probablemente hablamos de la sensibilidad europea y para ellos está bien, pero algo falta y ese algo se relaciona con la falta de emoción real y una historia más contundente.
El mensaje está claro …hay que mantener las distancias (que a lo mejor aquí, más que en ninguna otra parte, es lo más importante) pero la “emoción” deja qué desear.
Y tú ¿Qué opinas?