Internacional.- La publicidad nos afecta en muchos sentidos, pero la primera vez que vemos un comercial, por lo general nos llega de una forma especial. Puede que se relacione con tu estado de ánimo o con el momento del día en que lo ves, pero el primer impacto siempre dice algo…o nada, cosa que, si sucede, suele ser grave para una marca. Pero es difícil que pase esto último, sobre todo si hay un elemento de emoción.
Y sí, me gusta insistir en la emoción, porque en la mayoría de los casos, nos hacemos seguidores de las marcas por impulso afectivo, porque algo nos ha identificado en algún momento en términos emocionales. El intelecto poco tiene que ver. Si te dicen que una marca desconocida es de mejor calidad que la “de siempre”, será muy difícil que la cambies. Probablemente la probarás y hasta podrías comprar ambas, pero aún en estos tiempos de globalización total, el común de la gente mantiene su lealtad con los productos que “ha comprado toda la vida”. Pero si existiese la menor duda, ante tanta nueva oferta, ¿cómo crees que una marca tradicional pueda seguir fidelizando a sus clientes? ¡Adivinaste! Por medio de la emoción, nuevamente.
Comparto con ustedes un comercial reciente en que se utiliza este recurso en un contexto “nada nuevo” o “más de lo mismo”, si quieren, pero aún así, como dice el título de esta nota No digas que no te produce nada…porque, en este caso, lo predecible no sólo no altera el objetivo sino que genera una especie de relajo en quien mira porque se sabe de antemano que hay algo cálido ahí…la música, la simpleza de las imágenes hacen que el comercial sea absolutamente encantador. Y la música, también hace lo suyo.
Se trata de un comercial para “Nescafé Blend 43” de Publicis Mojo en Australia. Probablemente, si estás de ánimo, hasta puedas percibir el aroma al café…