En nuestro paĆs dĆa a dĆa lidiamos con una infección que se hace cada vez mĆ”s grande y que, como un virus necio que no quiere dejar su espacio de comodidad en un organismo vivo, aunque se busque aplicar vacunas y medicinas para eliminarla, parece que se hace mĆ”s fuerte y toma muchas formas diferentes.
No. No estoy hablando del maldito COVID-19. Me refiero a la corrupción.
Y efectivamente, parece un virus mucho mÔs agresivo que el que hemos sufrido en la pandemia de años recientes, incluyendo todas sus variaciones. La corrupción afecta sin distinguir edad, sexo o nivel socioeconómico, nos pega a todos por igual y nos ha afectado desde hace tanto tiempo que parece que se ha normalizado convivir con ella en sus diferentes formas.
Desde el aƱo 2003 se celebra en todo el mundo, cada 9 de diciembre, el DĆa Internacional contra la Corrupción, instaurado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de frenar y eliminar en todos los paĆses miembros los actos de corrupción por parte de aquellas personas que se aprovechan de un cargo de poder para enriquecerse a cargo de los demĆ”s.
Según datos de la ONU, cada año se pagan aproximadamente un billón de dólares en sobornos y se calcula que durante el mismo periodo se suelen robar 2.6 billones de dólares mediante la corrupción, lo que significa un total del 5% del producto interior bruto (PIB) mundial.
“A 20 aƱos de la Convención de la ONU: uniendo al mundo contra la corrupción”. Este es el tema de la campaƱa para 2022.
A ver si a alguno les suena: La extorsión sostenida por altos (y bajos) cargos en la administración pĆŗblica y privada que obliga a otras personas a que hagan cosas mĆ”s allĆ” de sus funciones, la falta de transparencia, sobornos, malversación de fondos, compadrazgo, nepotismo, impunidad, el trĆ”fico de influencias, el uso ilegal de bienes atribuidos para otro uso, despotismo, la falta de denuncia de actos ilĆcitos, el chantaje, el favoritismo, el engaƱo, el robo, la discriminación, la exclusión, el desfalco, el acoso, la falsificación, la prepotencia, la obstrucción de la justicia, la intimidaciónā¦. En fin, podrĆamos pasarnos mucho tiempo seƱalando todos los tipos de corrupción presentes en nuestro MĆ©xico, lindo y que herido. (Nota: de acuerdo con el IPC (Ćndice de Percepción de la Corrupción), realizado por Transparencia Internacional el aƱo pasado, MĆ©xico sigue siendo el paĆs peor evaluado entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al posicionarlo en el lugar 37 de 37 paĆses que lo integran).
Y que conste, no es un problema exclusivo de nuestro paĆs. La corrupción se da en todo el mundo, con menor o mayor medida, pero existe.
Y ademÔs, es importante dejar muy claro que la corrupción no es un tema de herencia, es un tema de educación y de valores aprendidos (y que aunque no nos enseñen a portarnos bien, dependerÔ de cada individuo decidir si hacer un acto de corrupción o no). No quiero tampoco simplificarlo, pero si te enseñaron a no quedarte con algo que no es tuyo, no lo agarras. O si te enseñaron a no engañar, no engañas. Asà nomÔs.
Y ¿Todo este rollo qué tiene que ver la mercadotecnia y la publicidad con la corrupción? ¿Nada?
Dos actos de corrupción latente en Ć©stas actividades que sirven como claros ejemplos, entre otros, en donde interviene tanto la iniciativa privada como pĆŗblica (y que conste, sin importar el partido que estĆ© en el gobierno, todos han agarrado parejo. Lo seƱalo nada mĆ”s para que no me acusen ni de āFifĆā ni de āChairoā): la falsificación de las adjudicaciones o licitaciones pĆŗblicas, con contrataciones falsas o por fuera de lo que la ley impone y la falta de Ć©tica en la comunicación engaƱosa. ĀæAsĆ o quieren mĆ”s?
Ojo; son casos que estĆ”n presentes en nuestra industria, que no necesariamente estĆ”n generalizados, pero eso si, aceptar que ocurre y ha ocurrido en momentos y campaƱas especĆficas (yo les podrĆa nombrar algunas y apuesto que alguno de ustedes sabrĆ” uno que otro caso).
Desgraciadamente, por esos casos aislados, se podrĆa llegar a pensar que muchas agencias o medios caen en actos corruptos. Afortunadamente, no es asĆ. Pero esas piedritas en los zapatos que siguen haciendo transas como joā¦roban a la industria y la hacen ver mal.
Ćsta no es una columna con llamado moralino ni de golpe de pecho, pero aprovechando el dĆa que se conmemora hoy, hagamos una reflexión para ālimpiar la casaā desde dentro y asĆ honrar nuestra bella profesión.
En actos de corrupción ¿Hemos sido victimas o victimarios?
Derecho y de frente, ¿Quién has sido?
Como dice Bono en Stay (Faraway, so close!):
āA vampire or a victim,
it depends on whoās aroundā¦ā