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Carlos Luer

Cómo sacar el mayor provecho de tus fracasos

El fracaso es una circunstancia inherente a la vida misma. Todos lo hemos experimentado en determinado momento y suele asociarse con vivencias “poco agradables” que, en nuestro sano juicio, preferiríamos evitar. Sin embargo, los fracasos no son, por si mismos, un resultado adverso. Si sabemos asimilarlos y comprender su origen, pueden ser la llave de puertas que no habríamos descubierto sin dicha vivencia.

El fracaso es una circunstancia inherente a la vida misma. Todos lo hemos experimentado en determinado momento y suele asociarse con vivencias “poco agradables” que, en nuestro sano juicio, preferiríamos evitar. Sin embargo, los fracasos no son, por si mismos, un resultado adverso. Si sabemos asimilarlos y comprender su origen, pueden ser la llave de puertas que no habríamos descubierto sin dicha vivencia.

Cuando ocurre un evento al que denominamos fracaso, solemos quedar vulnerados y sin saber cómo reaccionar inicialmente. Sin embargo, los fracasos pueden ser un verdadero regalo, ya que pueden mostrar, de una manera clara y concisa, aquél aspecto de nuestra vida que no está “funcionando” adecuadamente.

Ya sea si cometimos un error importante en nuestro trabajo o tuvimos un problema mayor en alguna relación o asunto personal que desembocara en una “catástrofe”, es muy fácil quedarnos estancados en los lamentos, hubieras y culpas. Sin embargo, es necesario darnos la oportunidad de aislar y observar el evento con sus causas, efectos y circunstancias para encontrar la manera de salir de dicha situación y no repetirla.

A continuación, menciono los 5 principales aspectos con los que podemos sacar el mayor provecho de un fracaso, si estamos dispuestos a observarnos como autores y ejes del mismo:

Un fracaso delata el “sistema” desde el que operamos
Generalmente, es nuestra forma de pensar y la forma en la que abordamos las situaciones que se nos presentan en la vida, las que determinan los resultados que obtenemos. Cuando tenemos un fracaso, éste se debe en gran medida a la forma en la que participamos y reaccionamos en dicho evento. Así pues, si observamos el “problema”, sus circunstancias, causas y efectos, es muy probable que podremos hacernos conscientes del sistema (forma de pensar y razonar) desde el cual comprendemos las cosas, las procesamos y operamos y, que ultimadamente nos llevó a fracasar. Siempre será mucho más difícil resolver un problema si actuamos desde el mismo sistema que ayudó a originar dicho problema, en primera instancia.

Un fracaso te ayuda a denotar tu predisposición natural
Cada quien tiene una predisposición natural o una inclinación hacia ciertas actividades, gustos, rutinas, etc. Los fracasos son mucho más factibles, cuando nos encontramos lejos de nuestras inclinaciones naturales. Con un poco de introspección, puede ser muy fácil saber cuál de los aspectos, de aquello que identificamos como fracaso, es un factor lo suficientemente adverso y definitorio para originar dicha situación.

Un fracaso califica la administración de tu energía
Todos destinamos nuestra energía en las cosas que hacemos. Si tú empleas demasiada energía/tiempo en algo que no adecuado para ti, el sistema que construiste colapsará tarde o temprano. El fracaso es el aviso que pudiste haber empleado esos mismos recursos en algo que fuera más conveniente.

Un fracaso abre nuevas posibilidades
Siempre hay un aprendizaje implícito en un fracaso (si lo queremos ver). Las oportunidades son infinitas. Simplemente, hay que abrirse a ellas y no quedarse estancados en pensamientos obsesivos ante situaciones nocivas. El fracaso es la gran oportunidad a dar carpetazo a un sistema nocivo y abrir la puerta para construir algo nuevo. (Si aprendes y sueltas). Permítete experimentar. Abre la puerta al riesgo. Recuerda que no es necesario conocer todas las respuestas para deshacerte de las respuestas que ya sabes que son “erróneas”.

El lado “B” de lidiar con tus fracasos

En términos estrictos, el fracaso no existe. El fracaso se deriva del apego que tenemos a que las cosas salgan únicamente tal y como queremos y/o del miedo a cambiar una situación que no funciona para nosotros. Nuestra capacidad de auto-observarnos es siempre nuestra mejor herramienta para corregir las cosas que no funcionan para nosotros.

Por otro lado, es muy importante darse cuenta que los fracasos nunca llevan al éxito por si solos. Los fracasos dan mucha información de algo que se hizo erróneamente, pero darnos cuenta de eso no necesariamente nos llevara a acertar la próxima vez. El éxito genera más éxito y el fracaso tiende a producir más fracaso si no estamos alerta.

Recuerda que es mejor si uno afronta las circunstancias de la vida y actúa en consciencia para que estas se desenvuelvan positivamente en nuestra vida. ¿Te ha tocado salir delante de un fracaso? Quiero conocer tu opinión. Nos seguimos leyendo en este espacio para platicar de temas muy interesantes. Recuerda seguirme en @carlosluer

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