Antonio salió de su casa a las 6 de la mañana. Había servido el desayuno para su hijo y luego lo llevó a la escuela. Con prisa, tomó una mochila con volantes que él mismo había impreso para repartir más tarde entre sus vecinos.
Al regresar, estacionó su automóvil y comenzó a caminar por su colonia y zonas aledañas. Mientras avanzaba, reflexionaba sobre el proceso electoral que estaba por enfrentar. No era político, no contaba con apoyo institucional y tampoco tenía dinero para contratar mercadotecnia especializada.
Además, debía respetar las restricciones del INE sobre lo permitido y lo prohibido en campaña respecto al uso de recursos, para la elección del Poder Judicial de la Federación.
Convicción sin presupuesto.
Sin embargo, Antonio contaba con algo más valioso: el apoyo de su familia y, en cierta medida, de la institución en la que trabajaba. Aunque esto último con límites, ya que no podía dejar sus responsabilidades laborales para promover su campaña a tiempo completo.
Entre sus recursos estaban su preparación y experiencia en el ámbito judicial, así como una convicción firme, dignidad y valor.
Antonio fue candidato independiente en las elecciones del Poder Judicial del 1 de junio de 2025. Sin más respaldo que su voz y el sueño de un país más justo, compitió contra estructuras con millones de pesos y poderosos grupos de interés. Confió —como muchos— en que el voto libre podía más. Erró el cálculo. Engañado y cansado, pero nunca derrotado.
Un teatro de democracia.
Las elecciones judiciales se presentaron como un acto democrático inédito. Pero lo vivido y reportado en medios acreditados mostró otra realidad: un montaje electoral con recursos públicos, acarreos, compra de votos y “acordeones” (guías de voto) distribuidos masivamente.
El INE quedó reducido a espectador. Como documentaron varios medios, el fraude se operó desde oficinas oficiales, redes clientelares y hasta con apoyo del crimen organizado.
La voluntad ciudadana fue sustituida por la imposición, una constante que ahora se acentúa.
Contexto general.
En un hecho sin precedentes, México celebró el 1 de junio de 2025 una elección por voto popular para renovar parte de su Poder Judicial. Impulsada desde el Ejecutivo federal, generó gran controversia nacional e internacional.
Uno de los pronunciamientos más relevantes fue el de la Misión de Observación Electoral de la OEA, que emitió un reporte con preocupantes observaciones sobre el proceso.
El juicio técnico de la OEA.
Uno de los pronunciamientos más contundentes fue el de la Misión de Observación Electoral de la OEA, que alertó sobre graves deficiencias del proceso. La misión, integrada por 16 expertos de 10 países, concluyó que el modelo no garantiza ni independencia judicial ni idoneidad técnica.
Señaló que seis de los nueve nuevos ministros fueron postulados por un comité controlado por el Ejecutivo y que las otras tres ya estaban en funciones, nombradas por la administración anterior.
La OEA documentó el uso masivo de “acordeones” y advirtió que, si su distribución por servidores públicos se comprueba, podría constituir propaganda indebida y coacción del voto.
También subrayó la escasa participación ciudadana (13%) y el alto porcentaje de votos inválidos (32.2%), lo que cuestiona la legitimidad del ejercicio. “Este modelo no debe considerarse ejemplo para otros países”, concluyó, recordando que no hay precedentes en el mundo de una elección total de jueces por voto popular.
Aquí podrás consultar el Informe Preliminar de la Misión de Observación Electoral de la OEA para las Elecciones del Poder Judicial en México.
La sociedad civil mexicana responde.
Sociedad Civil México, organización formada por ciudadanos participativos, entregó en la sede de la OEA un pronunciamiento rechazando la elección del 1 de junio, a la que calificaron como una simulación sin legitimidad democrática.
Denunciaron su manipulación desde el origen para favorecer al Ejecutivo, sin transparencia ni competencia real. Anunciaron acciones legales y sociales para revertir este retroceso. Tanto observadores internacionales como actores cívicos coincidieron: esta elección debilitó la democracia. La legitimidad del Poder Judicial no nace de simulaciones, sino de procesos libres y transparentes.
La frustración tiene nombre: Antonio y cientos más.
Antonio no perdió una elección: le arrebataron la oportunidad de competir limpiamente.
Medios reportaron cómo los resultados en algunas casillas coincidían al 100% con los “acordeones” entregados. Hubo amenazas, dinero en efectivo y presiones desde lo más alto del poder. “Para muestra sobra un acordeón” … ver imagen siguiente.
Cualquier semejanza de los “acordeones” con la realidad, no es mera casualidad.
Aquí se presenta la liga a la página oficial del INE en cuanto a los Cómputos Judiciales 2025, Elección Extraordinaria del Poder Judicial de la Federación.
Pero Antonio no se rinde.
“Nos vencieron con trampa, pero no damos por bueno el resultado”, dice Antonio. Su motor es su familia, y el país que se heredará a las futuras generaciones. Como Antonio, muchos otros candidatos participaron en esta contienda.
La elección manchada: el reclamo de los propios candidatos.
Fueron los propios aspirantes al Poder Judicial quienes denunciaron un proceso corrompido por el clientelismo, la manipulación institucional y la imposición. Hablaron de elecciones ganadas sin campaña, de instructivos de voto y de un árbitro electoral que guardó silencio. Lo que se vivió, aseguran, fue una elección de Estado disfrazada de participación ciudadana. Está en juego la legitimidad de la justicia en México.
Voces distintas, pero coincidentes, retratan una misma realidad: una elección de Estado disfrazada de participación ciudadana, donde lo que está en juego es la legitimidad de la justicia en México.
Antonio sabe que esta batalla es política, sí. Pero también es moral, cultural y espiritual. Se libra en la mesa del desayuno, en la sobremesa, en los cuentos antes de dormir. La democracia también se educa y se hereda.
Que no muera lo que nos hace libres.
Antonio no se rindió. Tampoco quien escribe. ¿Y tú?
La democracia y la justicia están en riesgo. Riesgo de convertirse en simulacro, obediencia forzada, silencio impuesto. Pero también está en juego nuestra libertad. Este riesgo no es solo político; es personal y obscuro.
México puede salvarse, si decidimos defenderlo juntos. No es solo la lucha de Antonio, es la tuya, es la nuestra. Es la lucha por nuestras familias, por el país que soñamos, por el futuro de nuestros hijos y nietos. Porque ellos merecen crecer en un México libre, justo y pleno de dignidad.
Nota final: Al enterarse de los resultados, Antonio fue a recoger a su hijo a la escuela. En el trayecto, le compartió con serenidad la experiencia que acababa de vivir. El niño lo escuchó en silencio, como si midiera el peso de cada palabra, y al cabo de unos pasos, levantó la mirada y dijo con firmeza:
—Papi, cuando yo sea grande, quiero ser como tú.