Si nosotros mismos nos visualizamos como consumidores, nos damos cuenta de que vivimos en un mundo saturado de mensajes publicitarios, productos y servicios similares y muchas veces promesas vacías. Es por esto que el verdadero diferenciador no está en lo que se vende, sino en cómo se vive.
La generosidad en el marketing es una estrategia que tiene como propósito ser auténtico con los consumidores. Implica preocuparse realmente por las personas a quienes las marcas sirven para entender e imaginar la historia que necesitan escuchar y ofrecer los productos y servicios que realmente se necesitan, tendiendo la generosidad de compartirla con autenticidad. Esta forma de visualizar a una marca se relaciona totalmente con el concepto de experiential branding, o marca experiencial, en la cual se redefine el posicionamiento de una empresa desde el punto de vista de un consumidor.
El experiential branding no solo se trata de logos, slogans o campañas llamativas. Se trata de entender el negocio en términos de cómo lo experimentan los consumidores. Es reconocer que cada interacción o touch point, que se tenga con el consumidor, desde el primer anuncio o mensaje hasta considerar el servicio postventa, forma parte de una narrativa emocional que puede ayudar a construir o no la confianza con el consumidor. Se trata de considerar a la marca como una experiencia viva.
Actualmente, la única forma de diferenciarse de manera sostenible en un mercado competitivo es comprender la totalidad de la experiencia que las personas tienen al disfrutar un producto o servicio. Para lograr esto, las marcas y las empresas deben ser empáticas, tener una escucha de sus consumidores y tener un enfoque en los detalles. Podríamos hacernos preguntas como: ¿Qué siente el cliente al abrir el empaque? ¿Qué emociones despierta el diseño del sitio web? ¿Cómo se percibe la atención al cliente? Cada uno de estos puntos de contacto forma parte del Customer Journey, y juntos constituyen la experiencia de marca.
Cuando una empresa adopta esta mentalidad, más que ofrecer la venta de productos y servicios, empieza a ofrecer significados. No se trata de convencer, sino de conectar. No se trata de gritar más fuerte, sino de resonar más profundo. En este sentido, el marketing deja de ser una herramienta de persuasión y se convierte en un acto de servicio, muy valorado por nuestros clientes y consumidores.
En conclusión, considero que la frase de Seth Godin, no solo es relevante, sino revolucionaria. Nos recuerda que el marketing no es simplemente una técnica o una herramienta, sino una actitud hacia nuestros consumidores. En el entorno donde vivimos, donde la atención es cada vez más difícil de obtener y la confianza dudosa, ser generoso al imaginar, diseñar y compartir experiencias significativas, es el camino más preciso para construir marcas que importan.