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La lealtad en la era del propósito: Más allá de los puntos y descuentos Foto: Especial
Alejandro Gonzalez Saul

La lealtad en la era del propósito: Más allá de los puntos y descuentos

La lealtad ya no se compra con puntos ni se asegura con descuentos; se cultiva a través de valores compartidos y un propósito que trascienda lo meramente transaccional

Actualmente, en un mercado saturado de opciones y mensajes, la lealtad del cliente se ha convertido en algo casi imposible de conseguir para las marcas. Sin embargo, los paradigmas que durante décadas sostuvieron la fidelidad del consumidor se desmoronan ante las nuevas generaciones.

La lealtad ya no se compra con puntos ni se asegura con descuentos; se cultiva a través de valores compartidos y un propósito que trascienda lo meramente transaccional.

Las generaciones más jóvenes, principalmente Millennials y Gen Z, han redefinido las reglas del juego. Para ellos, una marca es más que un proveedor de productos o servicios; es una entidad con una voz, una postura y un impacto en el mundo. Su lealtad, por ende, es selectiva y se otorga a aquellas empresas cuyos valores se alinean con los suyos.

Un estudio reciente de IAB México revela un dato contundente: el 70% de los millennials mexicanos está dispuesto a pagar más por productos y servicios de marcas que apoyan una causa social que les importa. Este cambio de mentalidad ha dejado obsoletos, o al menos insuficientes, a los tradicionales programas de lealtad.

Si bien en mercados como el mexicano los puntos y recompensas aún conservan cierta relevancia para un segmento de la población, un informe de KPMG señala que el 50% de los consumidores en México los considera efectivos, es innegable que su poder de seducción ha disminuido drásticamente entre los consumidores más jóvenes. Ellos no buscan acumular millas, sino adherirse a una comunidad que refleje su identidad y sus aspiraciones.

La transparencia y la autenticidad se erigen como los nuevos pilares de la confianza. Las nuevas generaciones de consumidores son nativas digitales, expertas en detectar la insinceridad y la comunicación corporativa vacía. Exigen que las marcas sean honestas sobre sus procesos de producción, su impacto ambiental y sus prácticas laborales.

Una encuesta de PwC subraya esta tendencia al señalar que una mala experiencia online, que no sea tan sencilla y agradable como la compra en persona, es suficiente para que el 57% de los Millennials y el 69% de la Gen Z abandonen una marca.

El Rol Ambivalente de las Redes Sociales

En este nuevo ecosistema de la lealtad, las redes sociales juegan un papel crucial pero ambivalente. Son, sin duda, una herramienta poderosa para construir comunidad, dar a conocer los valores de una marca y generar conversaciones significativas.

Una presencia auténtica en estas plataformas puede fomentar un sentido de pertenencia y cercanía, elementos que son precursores de una lealtad duradera. Las marcas que utilizan las redes para mostrar su lado humano, para escuchar a sus clientes y para tomar una postura genuina en temas relevantes, logran construir un capital de confianza invaluable.

No obstante, es fundamental hacer una distinción clara entre la promoción temporal y la construcción de lealtad a largo plazo.

Las redes sociales son un canal excepcional para generar picos de atención, lanzar campañas virales y promover ofertas atractivas. Sin embargo, la euforia de un “like”, un “share” o un “follow” no debe confundirse con un compromiso profundo y sostenido. La lealtad no se forja en la fugacidad de un algoritmo, sino en la consistencia de las acciones y en la coherencia entre el discurso y la práctica.

Una campaña exitosa en redes puede atraer a una multitud de nuevos seguidores, pero si la experiencia posterior del cliente no está a la altura de las expectativas generadas, si los valores pregonados no se reflejan en la cultura corporativa, esa atención se desvanecerá con la misma rapidez con la que llegó.

Las redes sociales, por tanto, deben ser vistas como un medio para un fin, y no como el fin en sí mismo. Son el megáfono que amplifica el propósito de la marca, pero es el propósito en sí mismo el que genera la verdadera conexión.

La lealtad del cliente en el siglo XXI es un reflejo de una transformación social más profunda. Los consumidores, especialmente los más jóvenes, han dejado de ser receptores pasivos para convertirse en actores conscientes que votan con su cartera.

Buscan marcas con alma, empresas que no solo aspiren a ser las mejores del mundo, sino las mejores para el mundo. Aquellas organizaciones que comprendan que la lealtad hoy gira en torno a la conciencia social, la alineación de valores y la autenticidad, serán las que no solo sobrevivan, sino que prosperen en el complejo mercado actual. La era de la lealtad por conveniencia ha terminado; ha comenzado la era de la lealtad por convicción.

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