En medio de fuertes presiones políticas internas y un fuerte asedio por parte de Donald Trump, Justin Trudeau, el gallardo político liberal canadiense que se desempeñó con buenas notas durante una buena parte de sus nueve años como Primer Ministro, anunció su renuncia y con ella, se abren varias pistas para el análisis político.
Recordemos que Justin, hijo de otro Primer Ministro, Pierre Elliot Trudeau, llegó al poder como una cara fresca del bando progresista que rápidamente se posicionó como un estelar del sistema político canadiense; como toda figura expuesta al escrutinio público, su capital se desgastó.
Lo cierto es que Trudeau se convierte en una víctima más de la polarización y de la rivalidad partidista presente en el espectro internacional que fue minando su popularidad dejándolo prácticamente sin aliados, una vez que tuvo que despedir a su ministra de finanzas, Chrystia Freeland que ahora es candidata a sucederlo.
Justin fue contemporáneo de Obama, Angela Merkel, Shinzo Abe y David Cameron, destacados estadistas del G-7 a quienes sobrepasó en el tiempo, pero al paso de sus periodos no pudo evitar percibirse como un gobernante desconectado de su base social y poco adaptado a los nuevos tiempos políticos en donde la desinformación, la posverdad y las amenazas altisonantes están a la orden del día.
De modo que al revisar el manual de las crisis políticas, encontramos que la parte endógena de la misma afectó a su gobierno el cual se fue resquebrajando desde el 2022 por una mala gestión de los temas migratorios, la pérdida de espacios en las cámaras por parte de su partido, el alto costo de las viviendas y los desacuerdos con su gabinete en la forma de aplicar el gasto, acciones que le fueron restando poder (dejándolo expuesto) al punto de presentar su renuncia para así evitar una pérdida mayor para su partido de cara a la elecciones de octubre en donde luce como favorito el Partido Conservador que encabeza Pierre Poilievre.
No es descartable pensar que la experiencia del partido demócrata en USA, que no pudo cambiar a tiempo a su candidato Joe Biden para buscar un segundo mandato al frente del Salón Oval, llevándolos a una estrepitosa derrota ante Trump, mostró a Trudeau el camino que debería seguir anunciando anticipadamente su decisión de no representar a los liberales en las próximas elecciones.
Consideremos en el análisis el contexto geopolítico que representa la renuncia misma que se produce en medio de un fuerte debate político en donde los partidos lucen desgastados ante los ojos de los ciudadanos del mundo dejándolos solo como observadores del advenimiento del populismo y del propio deterioro del modelo democrático.
Resalto ahora la pregunta que lanza Raymundo Riva Palacio, un destacado periodista mexicano que atinadamente dice.- ¨¿Quién define lo que quiere la gente?- Y el mismo se responde… -¨Nadie salvo la gente misma¨…- Y es cierto,- la lógica política ya no existe pues las sociedades están eligiendo ganador a un candidato que sobrelleva problemas legales por sobre alguien que tiene una inmaculada hoja de servicios.
Estaremos contemplando durante este año asombrosos cambios que tal vez diseñen un nuevo orden mundial.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.