Santiago, Chile.- La queja más común de muchas empresas con las que he tratado es que no encuentran al diseñador ideal. La queja más común de los diseñadores es que el cliente no entiende su creatividad. Si has conseguido al cliente ideal, es bueno tener en cuenta que no basta con tener un contrato, sino que es necesario esforzarse cada día por mantener la relación y hacerlo de la forma más cercana posible. Si quieres destrozar tu relación con el cliente de tus sueños, aquí encontrarás 5 ideas para hacerlo.
No involucrarte con el producto. Tu función es mejorar la idea que el cliente tiene de su producto. Para ello tienes que conocerlo y no basta con preguntar, tienes que visitar su empresa, preguntar a los empleados, conocer cómo es el sistema interno, su misión y su visión.
Imponer tu propia visión. La misión del diseñador es potenciar la imagen que el cliente ha conseguido formar de su empresa, ya sea una compañía nueva o de tradición. Intentar imponer tu idea como la única que realmente dará resultado, solo generará molestia. Si el cliente es tradicional, puedes sugerir cambios e intentar ser vanguardista, pero si él no está de acuerdo, es importante apelar a la creatividad para mantener esa tradición que se espera de tus diseños.
Hablar en difícil. No todos los clientes entienden el lenguaje del marketing y la publicidad. A veces, por intentar demostrar conocimiento en la industria se cae en tecnicismos que nada aportan a la relación. Por lo general, si te dice que no le gusta el diseño, tu explicación debe ser lo más sencilla posible y si aún así no acepta tu concepto, intenta entender lo que se quiere de ti y acéptalo: el cliente tiene la razón.
Intentar convencer con cifras. Siempre es bueno mostrar cifras y casos, pero no sacas nada con insistir en que el “x porcentaje de mis clientes han seguido este consejo y ahora son muy exitosos”. Cada cliente siente que es especial y las cifras, para su empresa, no son fundamentales si pertenecen a otros. Quiere resultados YA.
Proyectar la responsabilidad a otros. “No me entregaron la información a tiempo”, “ustedes eligieron a un fotógrafo que no sabía de publicidad”, “no entienden el concepto” son frases claves para destrozar tu relación. Una vez que recibes un brief y lo aceptas, la responsabilidad total del resultado es tuya, incluyendo tiempos, conceptos y propuestas. Culpar a terceros por el mal resultado o a la misma empresa no servirá más que para ingresar a la lista negra de proveedores que pueden ser reemplazados.