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Luis Estrellas

5 habilidades necesarias que debe tener el copywriter del futuro

En publicidad es indispensable para las empresas y agencias de publicidad tener un redactor que aterrice las ideas, dé forma al concepto y, en el último paso, ejecute el contenido.

Cuando las ideas están en el aire, el redactor, o copywriter, aparece como un ser que desatora las posibilidades de la anticreatividad y resuelve en concreto a través de la palabra escrita aquello que se desea comunicar.

En publicidad es indispensable para las empresas y agencias de publicidad tener un redactor que aterrice las ideas, dé forma al concepto y, en el último paso, ejecute el contenido.

Éste puede ser creativo o informativo, el cual tiene como principal objetivo comunicar efectivamente. Más allá de otras funciones que debe desempeñar un redactor, utilizar la escritura como herramienta disruptiva es vital.

Podríamos pensar que un mundo sin palabras tendría otros significados, los cuales solamente estarían basados en signos e imágenes, pero no es así. Por lo tanto, un redactor, es preciso decirlo, se encarga de llevar a cabo toda la labor comunicativa que se espera de una marca, una empresa o una institución pública. Es él quien funge como responsable de desempeñar, con el estricto uso del lenguaje, cada acción de comunicación.

Lo anterior resulta aún más significativo cuando una marca utiliza las habilidades de un redactor en pos de fines comerciales. Ahí es en donde entra la capacidad creadora de alguien que tiene tal profesión.

De vital importancia, sin duda, sus acciones abarcan la investigación de datos, mercados, comparativas de contenidos en otras marcas; tales funciones desembocan en un trabajo irremplazable, porque su capacidad creadora de contenidos repercute en toda una marca u organización.

El propósito del presente artículo es mostrar, a mi juicio, las habilidades necesarias de un redactor y cómo tiene que prepararse hacia el futuro, porque es ahí donde siempre tiene que mirar, adelantarse a los acontecimientos, utilizar las herramientas tecnológicas dándoles un uso superlativo y aterrizar las ideas con fines netamente positivos.

5 habilidades necesarias que debe tener el redactor del futuro

¿Cuáles son? Es fundamental desarrollarlas a lo largo de la vida, que puede ser en un trabajo o de manera independiente. Lo primario ha de ser siempre realizarlo con la mejor calidad, utilizando todas las herramientas disponibles, pero, sobre todo, potencializar la “herramienta más importante”: el lenguaje.

  1. Tener un profundo conocimiento del lenguaje. La estructura de nuestro idioma español es compleja y discurre hondamente en el modo en que redactamos una oración, ya sea simple, compuesta; en la forma en que escribimos un párrafo, con oraciones coordinadas y subordinadas; asimismo, en qué tipo de adjetivos, verbos regulares e irregulares, sustantivos construidos por derivación lingüística o por composición de vocablos, etc. Lo importante es saber comunicar las ideas, y aquí el “cómo lo hacemos cuando redactamos” implica un conocimiento del lenguaje complejo.
  2. Saber los recursos estilísticos del lenguaje. En este sentido, son los tropos y figuras quienes desempeñan un papel vital. ¿Qué son? A manera llana, son las metáforas, la metonimia, la imagen, la hipérbole, entre muchos otros. Este tipo de recursos se usan todo el tiempo tanto en la palabra escrita como en la oral, están presentes en la literatura, el habla, los anuncios publicitarios, las leyendas que vemos en la calle y enuncian un acontecimiento.
  3. Ser claro, sencillo y eficiente. En lingüística hay un término denominado “economía del lenguaje” y es fundamental en periodismo y publicidad. Decir más con menos equivale a ser concreto.
  4. Aterrizar ideas y conceptos abstractos a objetivos concretos. Bien es cierto que tener muchas ideas es sinónimo de una mente activa; sin embargo, cuando éstas no se construyen con un fuerte cimiento –no son aterrizadas, pues, al mundo real–, quedan como “un castillo en el aire”. Recomiendo que en vez de muchas ideas, se trabajen dos o tres. A partir de ahí, retrabajar pensando en que una debe concretarse para que se le dé una utilidad.
  5. Dar más importancia a lo necesario y funcional que a lo ideal. Si un redactor escribe para una marca, es fundamental pensar en los objetivos de ella –no en los propios– y aplicar todo el conocimiento comunicativo, creativo y de lenguaje per sé. Sea una empresa, una agencia o cualquier tipo de institución que contrate a un redactor, espera sintomáticamente que resuelva problemáticas que atañen al nivel comunicativo.

Como punto extra, hago hincapié en la autogestión que un redactor puede hacer en relación a sus habilidades. Ante la pregunta: “¿qué puedo hacer con mis conocimientos de escritura?”.

Mi respuesta es la siguiente: lleva a cabo tus ideas y ponlas en marcha con proyectos autosustentables. ¿Cómo cuales? Realizar talleres, cursos o diplomados, enseñar a otras personas cómo redactar eficazmente o mostrar a las empresas la vital importancia que tiene la contratación de los servicios de un redactor es parte de las funciones de autogestión.

No está por demás decir que escribir lo puede hacer cualquier persona, pero pensar qué y cómo se escribe, solamente se remite a un puñado de creativos. He ahí el por qué se tiene qué valorar demasiado nuestro trabajo.

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