Internacional. En ocasiones, los obstáculos en el ámbito laboral se deben a la falta de comunicación o entendimiento que se generan al interior de los equipos de trabajo. Estas fallas -en ocasiones imperceptibles- pueden provocar una atmósfera hostil en la que la presión, el estrés y la incertidumbre sean cuestiones de todos los días.
Más notas relacionadas:
Los 8 errores que odian los subordinados de un jefe
5 errores que un jefe no debe cometer jamás
8 claves para lidiar con un jefe difícil
Por esa razón, te presentamos 3 estrategias efectivas para cambiar el lenguaje y lograr un mayor nivel de empatía con tu jefe, transformando así la dinámica laboral:
1.- Cambio de roles
Cuando estés en un momento de tensión y no encuentres la forma de llegar a un acuerdo con tus superiores, haz un ejercicio personal de cambio de roles para tratar de ponerte en el lugar de ellos. De esta forma, en lugar de iniciar una discusión o enfrascarte en otro debate sin sentido tendrás la suficiente claridad como para decir “te comprendo y sé que esperas (determinada acción) de mí”, luego de eso puedes solicitar a tu jefe entrar en la misma dinámica con la frase “pero tienes que comprender que desde mi punto de vista sucede esto”. Este ejercicio pondrá un contexto de cordialidad cuando se tratan temas delicados, asimismo es una de las mejores opciones para llegar a un entendimiento mutuo y a la creación de soluciones
2.- Una propuesta ante todo
Una característica de la comunicación en las peores relaciones laborales es que todo se convierte en una lucha de poderes: empleado contra jefe en un debate por ver quién tiene la razón o por saber quién cayó en un error. Para remediar este tipo de diálogo, puedes comenzar a proponer soluciones desde un principio -que no es lo mismo que hacer promesas sin sentido-. De esta forma, si el problema que presentas es el rendimiento, puedes hacer una propuesta que implique un cambio en la dinámica laboral que sea de beneficio para ambas partes. Recuerda que incluso la experiencia de renunciar a una empresa o ser despedido por tus jefes puede ser totalmente diferente si se logra establecer un lenguaje propositivo basado en acuerdos mutuos.
3.- Ejercita la honestidad
Es algo difícil de lograr si no es una costumbre de los equipos de trabajo. Sin embargo, en lugar de practicar las quejas constantes es mejor educarnos en el ejercicio de la honestidad: decir las cosas que te incomodan, molestan o las que te parecen injustas en el primer paso para darles una solución definitiva. Al hacer esto, debes estar suficientemente convencido de que tus puntos de vista tienen un fundamento y que estás actuando en nombre de la buena relación y cordialidad de tu equipo de trabajo.