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La consultora McKinsey estima que la implementación de IA en salud podría ahorrar hasta 300 mil millones de dólares al año solo en el sistema de salud de EE.UU.
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$187 mil millones USD será el valor del mercado global de IA en salud para 2030, con un crecimiento anual compuesto del 37% desde 2022, refiere Statista.
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Según la OMS, menos del 10% de los países del mundo tienen una legislación vigente que regule el uso ético de la inteligencia artificial en salud.
En pleno siglo XXI, la línea entre la vida y la muerte empieza a evolucionar gracias a un proyecto que parece sacado de la ciencia ficción, como la película de Vanilla Sky.
Y es que, la empresa Tomorrow Bio con sede en Berlín, propone una alternativa poco convencional: conservar cuerpos humanos justo después de la muerte legal, con la esperanza de que en un futuro la ciencia pueda devolverles la vida.
Este proceso, conocido como criopreservación, implica detener el deterioro del cuerpo mediante técnicas avanzadas que protegen las células y tejidos del daño causado por el frío extremo. Tras el fallecimiento, un equipo médico especializado inicia el enfriamiento inmediato del cuerpo para evitar la formación de cristales de hielo que puedan dañarlo. Luego, los fluidos corporales son reemplazados por soluciones químicas que actúan como anticongelantes biológicos, y finalmente, el cuerpo es trasladado a una instalación en Suiza donde se almacena en nitrógeno líquido a temperaturas ultrabajas.
Tomorrow Bio ofrece dos modalidades: la conservación del cuerpo completo por un costo aproximado de 199,000 dólares, o únicamente la preservación del cerebro, con un precio cercano a los 60,000 dólares. Hasta ahora, más de 650 personas han contratado este servicio, movidas por la idea de que la muerte tal vez no sea el capítulo final.
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Una publicación compartida por Carlos Fernández | IA y Tecnología (@mhafu_official)
Aunque la tecnología para revivir cuerpos criopreservados todavía es una incógnita y pertenece al terreno de lo hipotético, la compañía confía en los avances que la biotecnología y la medicina regenerativa podrían traer en las próximas décadas. Así, se presenta no solo como un servicio, sino como una apuesta audaz a un futuro donde la vida pueda extenderse más allá de los límites que hoy conocemos.
Este enfoque plantea también preguntas éticas y filosóficas sobre la mortalidad, el valor de la vida y el papel de la ciencia en la redefinición del destino humano. Sin embargo, para quienes deciden confiar en esta promesa, la congelación no es un final, sino una pausa a la espera de un despertar aún por llegar.
La tecnología ha comenzado a intervenir de manera decisiva en uno de los temas más delicados de la existencia humana: la muerte. En las últimas décadas, el avance de la biotecnología, la inteligencia artificial y la medicina regenerativa ha permitido imaginar escenarios donde la muerte no es necesariamente un punto final, sino una pausa potencialmente reversible. Esta transformación no solo plantea nuevas posibilidades científicas, sino que también obliga a replantear los marcos éticos, legales y filosóficos que tradicionalmente han definido lo que significa morir.
Este interés forma parte de una tendencia más amplia en la que la tecnología busca intervenir en todos los momentos de la vida humana, incluso en su final. Proyectos de medicina personalizada, terapias genéticas, inteligencia artificial aplicada al diagnóstico y órganos impresos en 3D ya están redefiniendo no solo cómo se vive, sino cómo se prolonga la vida. Por ejemplo, investigaciones recientes en el campo de la criogenia y la reanimación celular se han centrado en la conservación de órganos para trasplantes, logrando avances importantes que podrían ser claves para futuras aplicaciones humanas.
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