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Una boda cancelada se convierte en un exitoso caso de marketing social

La boda entre Sarah Cummins y Logan Araujo no pudo ser llevada a cabo, sin embargo, en lugar de desperdiciar la comida, decidieron hacer un banquete para personas sin hogar, a este hecho se sumaron negocios y otras personas quienes donaron vestimenta y accesorios a los invitados

En Indianápolis, la cancelación de una boda se convirtió en un acontecimiento a favor de las personas que se encuentran sin vivienda, no solo por el gesto de la anfitriona de este hecho, sino de los negocios de la comunidad que se sumaron a la iniciativa.

El encuentro matrimonial entre Sarah Cummins y su pretendiente se canceló por motivos desconocidos, sin embargo, para no desperdiciar el banquete que ya se había pagado (30 mil dólares) y del cual no iba a ver devolución, la prometida decidió realizar un banquete para las personas desprovistas de vivienda.

De acuerdo con el diario The Indianapolis Star, un autobús trasladó al centro de eventos a los invitados quienes degustaron albóndigas cocinadas con bourbon, brochetas con ajos asados, salmón, pechuga de pollo con alcachofas en salsa de Chardonnay además del pastel de bodas.

“Para mí, fue la oportunidad de permitir que estas personas supieran que merecían estar en un lugar como éste como la demás gente” expresó Cummins.

Ante este hecho de branding personal se sumaron negocios así como otras personas quienes donaron trajes, vestidos y demás objetos para que los invitados lucieran de gala.

Este caso de marketing social, además de beneficiar a los locatarios de la región y a la comunidad por la ayuda que brindaron a los invitados (marketing social), sirvió para poner a la localidad en el mapa, la noticia se contó por todo el mundo.

Utilizado como una buena noticia, en el imaginario de las personas, la provincia ganará reputación y valor de marca por la amabilidad de la gente así como su apoyo a personas desprovistas. Por su parte, Sarah Cummins, mejoró, involuntariamente quizás, la imagen que se tiene de ella.

Aunque para Cummins es difícil saber qué hará con el vestido de novia, la parte de la comida se resolvió de buena forma. Este tipo de experiencias, aunque nada deseables para una pareja que quiere unir su vida en matrimonio, sí debe servir de lección para las firmas que participan en la planeación y organización de una boda para mejorar su reputación a través de este tipo de actos.

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