Santiago, Chile.- Whatsapp, mail, inbox en Facebook e incluso teléfono, son buenas alternativas de comunicación básica. Puedes coordinar encuentros, enviar un par de fotos, decir algunas frases inteligentes (o que lo parezcan), mandar una broma o una promoción, pero nada podrá reemplazar a tu mejor herramienta de comunicación…
Sí, sabes a qué me refiero. El encuentro personal es sin duda tu mejor herramienta, siempre. Lo demás corresponde al uso de la tecnología para marcar presencia, para posicionar la marca (seas tú o tu empresa). Y lo que parece tan obvio, no lo es. En tiempos en que se nos hace mucho más fácil enviar un OK por Whatsapp, nos olvidamos de la importancia del “cara a cara” y por ello la pérdida puede ser grande.
Una mirada, un apretón de manos dicen más que una frase estudiada. Aunque no conozcas el lenguaje no verbal, si dejas que la intuición haga su trabajo, tendrás al menos una idea de cómo pueden resultar las cosas con la persona que está frente a ti. Para algunos puede parecer un concepto “femenino”, pero no por ello es menos válido. Aquello que se percibe, por lo general es algo más real que el discurso de buena educación.
En lo práctico, si hablamos de atención al cliente, por ejemplo, queda más que clara la diferencia entre comprar algo por Internet y visitar la tienda. Una atención cálida – como en los viejos barrios- genera interés en el resto de los productos para el cliente y en la empresa, si el empleado es hábil.
Hace un par de días, cuando fui a cargar gasolina, me atendió un hombre mayor. Mi propósito era uno solo: salir rápido y disfrutar de mi día libre. Sin embargo, la atención del empleado fue tan grata y educativa- me contó cómo conseguir descuentos y promociones, la importancia de tener físicamente la tarjeta para acumular millas, las ofertas de libros y hasta lo bueno que resultaba ingresar al sitio web- que no sólo me quedé a conversar con él sino que ayer, cuando pasé por otra estación de servicio con atención mediocre, no pude dejar de pensar que tendría que volver a cargar gasolina en “la del señor mayor”.
Volver a ser humanos, volver al ser humano. Esa es la consigna.