Este complejo año ni los horóscopos, ni los astros, ni el mismo tarot, nos aseguran que nos depara el futuro. Esperemos que, ante este escenario de altísima sorpresa, la innovación, la creatividad y el buen marketing salga a relucir.

Pero como siempre, ante la inflación, existen algunas estrategias predecibles que suelen ser un remedio para empresas tradicionales que no buscan caminos gentiles y flexibles para su consumidor. O bien no le piden su consentimiento o punto de vista. Se trata de la shrinkflation o mejor conocida como reduflación, la skimpflation y la greedflation. Vayamos de una en una.

Shrinkflation simplemente consiste en poner menos producto al mismo precio. Se altera, enflaca o estiliza el diseño o empaque del producto para no incrementar el precio y mantenerlo al mismo costo de venta al público. El principal reto es que los usuarios no perciben estos cambios, sino más bien que piensen que no obstante la inflación su producto sigue costando exactamente lo mismo. En teoría esta práctica conlleva un menor riesgo de dañar la imagen corporativa de la marca. Pero recordemos que el consumidor es más inteligente que nosotros y se dará cuenta tarde o temprano que el producto tiene menor contenido y cuesta lo mismo.

Greedflation es lo opuesto. Cuando a causa de la inflación un fabricante decide subir los precios de un producto aprovechando el momento para aumentar el margen. Aunque no hay una razón que justifique el incremento de precios por materiales, mano de obra, transporte, suministros, importación, decide que es un buen momento para subir los precios de manera oportunista. Sin importar la situación del mercado y la economía de su cliente.

En cualquiera de los casos, ambas prácticas pueden traducirse en un abuso frente al consumidor o un engaño. Mismo que a su vez puede afectar la imagen, confianza y prestigio de la empresa y sus respectivas marcas.

El tercer camino y también un tanto truculento es el Skimpflation. Cuando las marcas disminuyen la calidad y características de sus servicios y mantienen los precios sin modificaciones o incrementos. Simplemente escatiman en la calidad. A medida que por temas inflacionarios los precios de las materias primas incrementan, las marcas ahorran en los factores que involucran el servicio para generar ahorro y afectan sensiblemente la calidad. Estos descuentos repercuten al usuario quien sigue pagando el mismo precio.

También es conocido que en épocas de crisis, ajustes económicos, incertidumbre o inflación, es un momento ideal de reinventarse o innovar beneficiando al consumidor. Es aquí donde las marcas innovadoras y las empresas socialmente responsables se ponen en los zapatos de sus clientes y se reinventan con soluciones sorpresivas a favor del momento y de la comunidad. Extensiones de línea, nuevos productos, nuevas presentaciones, usos diferenciados, canales alternos. Tú decides