A todos los que brindamos servicios profesionales, después de presentar la correspondiente cotización al cliente, nos ha tocado con mucha frecuencia escuchar o leer cosas como: “¿por qué cobras tan caro?, ¿fulanito me cobra la mitad que tu, pero tu me caes mejor, ¡si me haces una buena rebaja te contrato!?”. Los clientes más descarados, te dicen que si, se esperan a que les brindes el servicio, y luego argumentan que no les gustó para “justificar” un pago menor al pactado.