En el delicado tablero entre México y Estados Unidos, las nuevas amenazas de Donald  Trump —como el arancel del 1 % sobre las remesas en efectivo— han sido respondidas por  la presidenta Claudia Sheinbaum con una estrategia comunicativa que equilibra  contención y pragmatismo. No se trata solo de proteger los recursos de las familias, sino  de consolidar una narrativa que fortalezca su posición ante un público ávido de liderazgo. 

Sheinbaum comenzó recalcando que más del 90 % de las remesas ya circulan por vías  electrónicas, quedando solo un pequeño porcentaje expuesto al impuesto.  Inmediatamente, anunció una medida compensatoria a través de la Tarjeta Financiera para el Bienestar que reembolsará ese 1 % a quienes siguen enviando efectivo, sin púlpito ni  histrionismo, sino con la precisión de un técnico — cada palabra midiendo consecuencias  y apoyo —. 

Este enfoque ha sido avalado por analistas: Francisco Parra, director de EncuestIA, destaca  que incluso la oposición ha elevado su aprobación hacia Sheinbaum, señalando que “con  la relación que hay con Estados Unidos… la manera en que lo ha llevado es muy correcta”.  

Su contraparte, Ferrer Galván (UNAM), enfatiza una legitimidad sólida: “No habrá gobierno  que se atreva a ningunear a una presidenta con esa legitimidad” tras eventos masivos  como el congregado en el Zócalo. 

La presidenta goza de una aprobación pública inusitada: cifras entre 82 % y 85 % según El País, El Financiero, Reuters La Nación y eldebate.com. En ese contexto, su discurso  técnico no solo salvaguarda recursos, sino que capitaliza un rally institucional: en  momentos de tensión mexicana, la ciudadanía se une —“rally ‘round the flag”— contra  agresiones externas. 

Analistas como Javier Rosiles Salas (AP) agregan que esta narrativa le ha brindado a  Sheinbaum “apoyo popular superior al 60 %” durante los cinco primeros meses de mandato, señalando que la estrategia ha sido “muy rentable”. 

Politólogos consultados valoran su temple. Parra resalta que ha esquivado confrontaciones públicas innecesarias, y que Trump mismo ha mantenido un “trato positivo” hacia ella, algo inusual con otros líderes. Galván cree que ha sabido convertir la  advertencia en cohesión nacional, con gobernadores y sociedad, uniéndose a sus mensajes  de resistencia sin ruido. 

Sin embargo, académicos como Samuel Ortiz (UNAM) advierten: la popularidad puede  depender del resultado económico. Si una guerra arancelaria profundiza la recesión y  frena la inversión, “su apoyo político se podría debilitar” es.euronews.com. 

Asimismo, analistas internacionales como los del Financial Times y The Guardian, si bien  reconocen su estilo prudente, apuntan que las tensiones con Trump persisten y que las  vulnerabilidades estructurales —como alta dependencia de EE. UU. y fragilidad  institucional frente al crimen organizado— podrían diluir su capital político si no hay  respuestas tangibles.

¿Qué revela este enfoque? 

• Apuesta por la institucionalidad y la calma, transformando un pequeño arancel  en una oportunidad para fortalecer programas sociales e inclusión financiera. 
• Capitaliza un momento de respaldo nacional, apoyándose en su alta popularidad  para legitimar medidas pragmáticas. 
• Construye un liderazgo serio y eficaz, diferenciándose de tonos confrontativos  de gobiernos anteriores. 
• Mantiene cautela ante posibles desinflamientos económicos, conscientes de que  una crisis profunda podría erosionar su consenso. 

En última instancia, Sheinbaum no solo compite por proteger remesas, sino por definir una  nueva forma de diplomacia presidencial: práctica, cohesionadora y blindada por cifras  muy favorables de apoyo ciudadano. La pregunta que queda en el aire es si podrá  transformar ese impulso en resultados sostenibles más allá de la coyuntura.