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Diego Luna

Sam Altman y la IA, personajes del 2023

La influencia del Chat GPT empieza a permear a todos los lugares que toca: desde la vida profesional hasta la vida diaria.

Seguramente el 99% de quienes formamos parte del medio de publicidad y mercadotecnia conocemos muy bien las herramientas de la Inteligencia Artificial. Habrá opiniones divididas acerca de cuál es mejor, si Bard de Google o Chat GPT, por ejemplo. Y sí, durante las últimas semanas del 2023 es casi imposible pensar que no hemos incorporado de muchísimas formas la Inteligencia Artificial, desde nuestro trabajo del día a día hasta elementos mismos de la vida cotidiana.

Pero algo curioso también ha sucedido: casi no se habla acerca del inventor, ni de su historia; tampoco tiene los reflectores como en otras compañías. Precisamente hace unos días, la revista Time anunció que Sam Altman es el CEO y personaje del año. Entonces me pareció interesante recorrer un poco de los méritos de su carrera, algunas cifras importante y, claro, un poco de polémica, como siempre.

Primero, me parece importantísimo reconocer la figura de Atman como uno de los arquitectos del presente y futuro digital. De la misma forma que alguna vez lo simbolizaron figuras como Steve Jobs, Bill Gates, Sean Parker, Larry Page o Mark Zuckerberg. Creo que Altman ha ascendido a ese escalafón. La influencia del Chat GPT empieza a permear a todos los lugares que toca: desde la vida profesional hasta la vida diaria. Hace algunos meses, en esta misma columna, escribí acerca de cómo los inventos tecnológicos tienen un tiempo en que pasan de la novedad al uso diario. En general, se calcula este tiempo en aproximadamente 20 años. En términos reales, por ejemplo, apenas hemos adoptado la Internet como una herramienta en que prácticamente todas las esferas sociales y usuarios saben utilizar.

Este es uno de los hechos más sorprendentes: el crecimiento, desarrollo y aceptación de los modelos de Inteligencia Artificial encabezados por el Chat GPT. La IA está en un boom sin precedentes que está llegando prácticamente a todas las esquinas disponibles: IA para diseñar imágenes, videos, voces, música, textos y muchos usos más. En algún punto de los siguientes años, habrá obras artísticas y de derechos de autor realizadas con los programas de IA (claro que ya existen esos elementos, pero me refiero a que la tendencia será precisamente que todo se realice con ellos, o al menos basado en éstos).

Ahora bien, actualmente conocemos el lado luminoso de todo lo que se puede crear con el Chat GPT, pero según la historia con que fue creada la empresa OpenAI, ha existido una serie de cuestionamientos éticos que son altamente cuestionables. La historia de la empresa nos remonta al año 2015, cuando Sam Altman comenzó la búsqueda de inversión y talento para desarrollar el modelo de IA. Durante ese tiempo, “reclutó” a Elon Musk, quién sería una parte importante del proyecto con una tarea común: realizar un sistema de datos para crear una Inteligencia Artificial de forma ética y segura. Sin embargo, esa unión duró poco: apenas durante el 2018, Elon intentó comprar la empresa que ayudó a formar. Para su sorpresa, ninguno de los involucrados pretendió hacerlo siquiera. Fue de esa forma que Musk abandonó el proyecto y se llevó su financiamiento. Pero la raíz central de lo que todos buscaban —excepto quizás Musk— era precisamente crear una empresa de forma no lucrativa. Musk pretendía usar toda esa tecnología a sus productos y empresas. Quizás, de haberlo conseguido, dominaría al mundo ahora mismo.

 Otro de los temas más álgidos y que de hecho continúa sin resolverse: es la salida de Sam Altman como CEO de la misma empresa que ayudó a fundar. Hasta el momento en que escribo estas líneas no se había resuelto quién lo sucedería, pero al parecer el mismo Sam es quien regresaría a pilotear nuevamente esa nave. De la misma forma, Sam ha advertido en diferentes medios acerca de la trampa que puede suponer un mal manejo de la tecnología. De hecho, ha sido el principal vocero acerca de una rápida regulación de la IA. Hace un tiempo también hablé acerca de los peligros y, aunque existe un 0.0003% de probabilidades que la Inteligencia acabe con el ser humano, al final, cabe una posibilidad.

De cualquier forma, el legado de Sam Altman será recordado en los años venideros —cuando los robots hablen sobre este tiempo— tal como lo fue Gutenberg con el invento de la imprenta y cómo revolucionó al mundo para dar paso al Renacimiento. Quizás sin darnos cuenta, estamos viviendo un nuevo punto de partida para una nueva etapa en la Humanidad y que acaso ni siquiera nos hemos dado cuenta de ello, o ni siquiera tiene un nombre.

Quizás solo el tiempo —y los robots— dentro de algunos lustros, puedan ponerle una etiqueta. Mientras tanto, el avance de la IA no se detendrá y continuará dominando todos los rasgos de la vida moderna.

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