El 2018 para la Argentina será recordado por una crisis cambiaria que comenzó con el otoño septentrional, se convirtió en crisis financiera cuando llegó el invierno y, ahora, cuando está por comenzar la primavera, ya es una crisis económica que dejará secuelas graves para el conjunto de la sociedad.
Es evidente que ni el presidente Mauricio Macri y su equipo económico conformado mayoritariamente por financistas han sabido orientar las políticas cambiarias, financieras ni económicas y el país, una vez más, se enfrenta a graves dificultades.
Veamos algunos datos: entre el miércoles y el jueves, el peso argentino se devaluó algo más del 19%, acumulando casi el 95% en lo que va de 2018. El dólar, que cotizaba a 19,85 pesos los primeros días de enero, se vende ahora a casi 40 pesos en los bancos locales.
En paralelo, la inflación ha venido aumentando a un ritmo vertiginoso: 19,6% entre enero y julio, y para agosto se calcula que no será menor a 3%. A esto habrá que sumarle en el último trimestre el traslado a precios del aumento del tipo de cambio de julio y agosto. Un panorama oscuro.
Para contener el dólar, el Banco Central subió la tasa de interés de referencia: primero al 40% y, este jueves, la llevó al 60%, un porcentaje que –todos coinciden– paralizará la industria porque hace casi imposible el acceso al crédito.
Al mismo tiempo, el consumo está deprimido desde hace más de tres años y con salarios aumentando por debajo de la inflación, nadie cree que vaya a mejorar.
En medio de la crisis financiera, el Gobierno apeló a un crédito stand by del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 50.000 millones de dólares. Ese préstamo iba a ser desembolsado en partes entre 2018 y 2021, a medida que se iban cumpliendo metas impuestas por el organismo. Básicamente son metas fiscales: que el Estado no gaste más de lo que le ingresa.
Ahora, con las variables descontroladas y para mostrar solvencia ante los mercados, el Gobierno pidió un adelanto de la totalidad del crédito para este año y el que viene, de forma de asegurarse pagar los vencimientos de la deuda externa que operarán hasta diciembre de 2019. El FMI aún no aseguró que vaya a hacerlo, o al menos, que lo haga en las mismas condiciones de metas que se habían acordado.
El lunes, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne hará nuevos anuncios y luego viajará a Washington a reunirse con autoridades del FMI.
En caída
Pero hay más, el incremento del tipo de cambio y la suba de la tasa de interés de referencia no pasaron desapercibidos para los inversores internacionales. Los certificados a través de los que se operan las acciones de empresas nacionales en las bolsas de Nueva York (ADR) descendieron este jueves 18 puntos porcentuales en dólares. En verdad, todas las acciones de las compañías argentinas mostraron rendimientos negativos.
Esta baja, que se profundizó ahora, ya se viene manifestando desde comienzo de 2018. Algunas, por caso, manifiestan en lo que va del año descensos de hasta el 80 por ciento, en coincidencia con la crisis cambiaria local.
Al mismo tiempo, los títulos públicos argentinos mantuvieron una sostenida caída, básicamente por la desconfianza sobre los efectos de la política cambiaria en Argentina. Y el riesgo país, en tanto, subió 48 unidades, hasta los 776 puntos básicos.
En sólo un año, la prima de riesgo aumentó casi un 120%, lo que hace que hoy Argentina sea el segundo país menos confiable de la región, sólo superada por Venezuela, publicó La Voz.