Starbucks estaría analizando la decisión de colocar recipientes para que agujas y jeringas sean depositadas de forma segura en sus baños, después de las numerosas quejas de sus empleados y el aumento de la presencia de este tipo de material utilizado por quienes consumen ciertas drogas.

La petición, publicada hace unos días en Coworker.org que ha logrado casi 4.000 firmas, señalaba que los trabajadores han visto incrementado el gran riesgo y las consecuencias que sufren al tener que lidiar con agujas y jeringas –especialmente las usadas para consumir heroína y otros opiáceos– en los basureros, recipientes de pañales y de tampones.

Denuncian que no son pocos los que se han pinchado, aun utilizando guantes y que cuesta cerca de 2.000 dólares hacerse los análisis y pruebas para evitar posibles consecuencias después de la exposición y que deben desembolsar los empleados antes de que se los pague Starbucks.

Hay quienes atribuyen esta situación, que suele darse con mayor frecuencia en las zonas de riesgo, a que desde mayo, en Estados Unidos, la cadena de cafeterías permite que cualquier persona pueda acceder a los baños, aun sin comprar en la tienda.

Y aunque aun no hay estadísticas sobre como podría esto haber contribuido –si lo ha hecho– a esta situación, la realidad es que esto se repite hace años en muchos de estos locales.

En este sentido el representante de Starbucks, Reggie Borges a Business Insider, “estos temas sociales nos afectan a todos y en ocasiones colocar a nuestros socios (empleados) en situaciones de riesgo, por lo que tenemos protocolos y recursos en el lugar para asegurarnos que nuestros socios no estén expuestos a posibles daños.

Por ello ya el gigante de los cafés se encuentra estudiando la situación para colocar donde sean necesario este tipo de recipientes, que ayuden a paliar los posibles problemas derivados del uso de jeringas en los baños de las cafeterías.

Ya en octubre pasado en varios locales de Seattle se instalaron depósitos para agujas, después de que varios empleados denunciaran que conseguían agujas y jeringas a diario en los baños.

Y si bien es un problema común en el sector de la restauración, otro factor añadido sería el incremento en el uso de este tipo de drogas en Estados Unidos, de hecho según los Centers for Disease Control and Prevention más de 70.000 personas han fallecido por sobredosis durante 2017, un 9,6 por ciento más que en 2016 en lo que consideran una epidemia de opiáceos que aun no cesa y que afecta de forma indirecta a muchas otras personas.