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Noticias falsas y desinformación en el mundo

Los adolescentes y jóvenes, con una vida digital mucho más activa, son los que más probabilidades tienen de acabar leyendo una noticia falsa.

  • La temática sobre la que la población mundial ha visto más noticias falsas o engañosas fue COVID-19, especialmente en Norteamérica y América Latina.

  • En 2022 la población de Filipinas fue la que más consumió noticias falsas o engañosas.

  • Estados Unidos y Reino Unido lideran ampliamente el ranking de periódicos online con mayores suscripciones.

Las noticias falsas o fake news continúan siendo un desafío global, impactando la percepción pública, la toma de decisiones y la estabilidad democrática.

Según el Informe sobre la Desinformación Global de la Universidad de Oxford, en 2022 las noticias falsas alcanzaron a millones de personas en todo el mundo a través de plataformas digitales y redes sociales. Este alcance masivo subraya la necesidad de una respuesta global para combatir la desinformación.

Y es que en una era en la que el Internet es la principal fuente de información para muchos consumidores en todo el mundo, sobre todo entre las generaciones más jóvenes, la población corre más riesgo que nunca de encontrar y compartir noticias falsas. Especialmente cuando, además, estas han proliferado en los últimos años a consecuencia, entre muchos factores, de la aparición de las figuras del “periodista ciudadano” y del influencer, la cada vez mayor desesperación por la exclusiva y la creciente influencia de los intereses comerciales e ideológicos. Recientes eventos como la crisis sanitaria provocada por COVID-19 o la guerra entre Rusia y Ucrania no han hecho más que evidenciar esta realidad. No en vano, la pandemia y la política son precisamente las dos temáticas que más artículos falsos o con contenido engañoso han generado globalmente, según un estudio publicado por Statista en junio de 2022. Esto ha llevado a un aumento de la desconfianza en los medios y a que ya sean muchos los que opten directamente por evitar el consumo de noticias por completo.

Según una encuesta realizada en 2022, la temática sobre la que la población vio más noticias falsas o engañosas fue COVID-19, especialmente en Norteamérica y América Latina, donde la tasa de penetración de estas se aproximó al 55 por ciento. En el extremo contrario se sitúa la inmigración. De hecho, en Asia menos del 10 por ciento de los participantes afirmó haber observado fake news sobre este asunto.

Mientras que en países como Italia, España o Grecia ni siquiera el 15 por ciento de sus ciudadanos piensa que los medios informativos están libres de tendencias políticas. En general en la Unión Europea, cerca del 30 por ciento de la población afirma estar expuesto a menudo o muy a menudo a las fake news y la desinformación, un porcentaje que supera el 60 por ciento si se incluye a aquellos que aseguran cruzarse con alguna de vez en cuando. Ante estas cifras, no sorprende que la preocupación global ante la posible utilización de estas noticias como arma haya alcanzado un máximo histórico, aumentando en cuatro puntos sólo en el último año.

Prácticamente las noticias falsas se están convirtiendo rápidamente en una industria propia, con personas pagadas para escribir historias sensacionalistas, siendo las redes sociales las que más contribuyen a su rápida difusión.

Por supuesto que México no está exento de los efectos de las noticias falsas. Durante 2022, se observó un aumento en la circulación de información engañosa, especialmente en temas relacionados con la política, la salud y la seguridad pública.

Y es que la desinformación ha tenido un impacto palpable en la toma de decisiones y en la opinión pública en México. Datos indican que un segmento considerable de la población fue expuesto a noticias falsas que influyeron en su percepción de eventos importantes, como elecciones y crisis de salud.

Y aunque organizaciones y medios de comunicación en México han intensificado sus esfuerzos para combatir la desinformación, la falta de regulación efectiva y la rápida evolución de las tácticas de los generadores de noticias falsas presentan un reto constante.

Si bien podría parecer que los países desarrollados tienen potencialmente más peligro de encontrarse con información engañosa debido a su mayor acceso a las nuevas tecnologías, son las naciones en vías desarrollo las que se encuentran con más.

Incluso, así lo demuestra un reciente informe de Statista que muestra un grado de exposición de los usuarios de Internet en edad adulta de Filipinas, Perú y México próximo al 90 por ciento en 2022, frente a un nivel inferior al 65 por ciento en los estados del norte y centro de Europa. Si se habla de edad, no hay sorpresas. Los adolescentes y jóvenes, con una vida digital mucho más activa, son los que más probabilidades tienen de acabar leyendo una noticia falsa. En la Unión Europea, por ejemplo, la proporción de consumidores de entre 25 y 39 años que dijo no haber sido víctima de la desinformación en ninguna o rara ocasión fue de apenas un 20 por ciento. En cuanto a la identificación de estas “mentiras disfrazadas”, la gran mayoría de los residentes de la UE se sienten seguros de su capacidad para discernirlas, aunque tanto ellos como los ciudadanos de otras regiones reconocen que no siembre es fácil reconocer este tipo contenido cuando lo tienen delante.

Finalmente, la desinformación persiste debido a la combinación de motivaciones políticas, económicas y sociales. La viralidad de las noticias falsas en entornos digitales dificulta su control, y la polarización política agrega un componente adicional de complejidad. Claro que la educación y la alfabetización mediática emergen como estrategias clave para combatir las noticias falsas. Fomentar la habilidad de discernir información veraz de la falsa se vuelve esencial para empoderar a la sociedad ante la desinformación.

El fenómeno de las noticias falsas es un desafío global que requiere un esfuerzo colectivo. Desde medidas regulatorias más efectivas hasta programas educativos, es crucial abordar este problema para salvaguardar la integridad de la información y fortalecer la democracia en todo el mundo y en México.

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