Cada septiembre, las calles de México se pintan de verde, blanco y rojo. En los supermercados aparecen banderas de plástico; en las avenidas brotan banderitas en los coches; y en los medios se multiplican anuncios con mariachis, trajes típicos y frases de “¡Viva México!”.
Las marcas no son la excepción: campañas con tricolores, promociones “muy mexicanas” y slogans alusivos a la independencia se convierten en un guion casi automático.
El problema es que muchas de esas campañas se sienten recicladas, planas o forzadas. En lugar de despertar orgullo, generan indiferencia. ¿La razón? El consumidor actual busca autenticidad, no clichés. El reto de las marcas está en dejar de “vestirse” de México y, en cambio, conectar con lo que realmente significa ser mexicano hoy.
Del disfraz a la identidad
Un anuncio con mariachis no hace a una marca más mexicana, pero una experiencia en la que el cliente se siente parte de la comunidad, sí. Starbucks, por ejemplo, ha lanzado ediciones especiales con sabores locales como horchata o cajeta, que van más allá del colorido y se convierten en parte de la memoria gustativa. Lo mismo sucede con marcas como Victoria, que ha hecho de la reinterpretación cultural un terreno fértil para conectar con nuevas generaciones.
El riesgo de quedarse en la superficie es que la marca termina siendo vista como oportunista. Hoy los consumidores esperan que las marcas asuman un rol más profundo: hablar de identidad, de comunidad, de historia, pero también de futuro.
El marketing consciente en las fiestas patrias
En un país donde la independencia, la resistencia y la solidaridad están tan arraigadas, el branding consciente puede darle a septiembre un significado nuevo. Las marcas tienen la oportunidad de usar estas fechas para:
- Celebrar la diversidad mexicana más allá del estereotipo. No solo el mariachi, también el rap de barrios urbanos, la gastronomía contemporánea o los íconos emergentes de la cultura digital.
- Conectar con el orgullo local. Apoyar a productores nacionales, artesanos o iniciativas comunitarias.
- Resignificar la mexicanidad. Pasar de lo “típico” a lo auténtico, con historias reales de mexicanos que inspiran.
- Innovar en formatos. Desde experiencias inmersivas hasta campañas digitales interactivas, que inviten a la gente a participar y no solo a consumir.
- Sumar propósito social. Usar septiembre para visibilizar causas que necesitan apoyo —desde educación hasta reconstrucción de comunidades—, en lugar de limitarse a un “¡Viva México!” de 30 segundos.
Para cerrar, me gustaría reforzar el hecho de que el marketing patrio no debería ser un disfraz de temporada, sino una oportunidad para construir identidad. Porque ser mexicano no es solo un color, una canción o una bandera: es una historia compartida que merece contarse con respeto, creatividad y autenticidad.
Las marcas que entiendan esto no solo tendrán un septiembre con más impacto, sino un lugar permanente en el corazón de quienes realmente dicen: “Esto sí se siente México”.
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Arturo Ortiz, CEO Birth Group
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