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Manuel Alonso

Marca de empleador: una inversión inteligente

Una auditoría exhaustiva permitirá determinar si el mensaje y la reputación actuales están logrando el efecto deseado.

Después de dos años de despidos, recortes y trabajo híbrido, la economía comienza a recuperarse y, con
ella, la demanda de empleo. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó la cantidad de
empleos generados en 2022, que cerró con la creación de 1.7 millones de puestos de trabajo, un incremento del 3.1% en la población ocupada. Esta cifra es la más alta desde 2015, sin considerar lo ocurrido en 2021, cuando se restituyó el empleo perdido un año antes debido al efecto de la pandemia.
El IMCO ha destacado la importancia de promover un entorno económico más atractivo para fomentar
la generación y atracción de inversión y talento humano, lo cual es un requisito indispensable para que un mayor número de empresas dispongan de los recursos suficientes para ofrecer empleos más numerosos y de mayor calidad.
Por otro lado, los buscadores de empleo desean conocer más sobre una empresa que lo que se publica en su página web. Buscan una cultura organizacional basada en la transparencia, la sensibilidad y la empatía. Aquellas organizaciones que responden a estas demandas atraerán al mejor talento disponible.
Aunque se puede decir que la mayoría de las empresas cuentan con estas características, no todas las implementan de manera efectiva. La diferencia radica en aquellas que practican el employer branding
(la marca del empleador), donde se integran las experiencias que una empresa brinda y una estrategia a
largo plazo que ayuda a transmitir los valores y características que definen la cultura de la organización.
Para lograr esto, es necesario crear una estrategia que permita un mayor control sobre los mensajes y la
capacidad de influir en cómo las personas perciben la marca, con el fin de alcanzar los objetivos que
impacten en los resultados y retengan al personal por más tiempo.
Como punto de partida, se debe realizar una evaluación holística de la marca existente. Es importante comprender cómo tanto las personas internas como externas perciben a la empresa. De esta manera, se podrá determinar qué camino seguir.
Una auditoría exhaustiva permitirá determinar si el mensaje y la reputación actuales están logrando el efecto deseado. Esto es especialmente importante para las organizaciones globales, ya que es fácil que los valores se malinterpreten o necesiten ser refinados para conectar con las audiencias locales.
A continuación, se debe crear una propuesta de valor para el empleado (EVP), que es la base del employer branding. El EVP representa una promesa a los empleados: un conjunto de asociaciones y
beneficios ofrecidos por la empresa a cambio de las habilidades, capacidades y experiencia de un
candidato.
Un EVP sólido debe ser claro, convincente, creíble y estar alineado con la marca principal y su estrategia
comercial. Debe comunicar a los empleados lo que es único y más valioso de trabajar para la empresa, destacando las fortalezas competitivas.

Si se busca construir una marca sólida, es crucial invertir en iniciativas de diversidad, equidad e inclusión
(DE&;I), promoviendo ideas más innovadoras, una cultura laboral sólida, niveles más altos de confianza y
empleados más comprometidos. Desarrollar una cultura equitativa es un proceso desafiante pero
gratificante que requiere tiempo y dedicación.
Esto debe ser considerado en un plan de incorporación que garantice que los nuevos empleados reciban
todo lo que necesitan para desempeñarse en las mejores condiciones, y que funcione como una herramienta de bienvenida que les presente no solo su trabajo, sino también la empresa y su cultura.
Esto puede ayudar a fomentar el sentido de comunidad y contribuir a la retención de talento. Una vez que la estrategia de marca del empleador esté definida, es importante considerar cómo evaluarla, ajustarla y adaptarla de manera regular. No existe una receta única en cuanto a las métricas utilizadas. Algunas de las más comunes se basan en calificar la calidad del candidato, el tiempo de contratación, la tasa de aceptación, la experiencia del empleado, el número de postulantes y el conocimiento de la marca, por mencionar algunas.
La marca del empleador es una inversión empresarial inteligente. Una marca sólida puede reducir el costo por contratación hasta en un 50 por ciento, mientras que una reputación negativa puede costar hasta un 10 por ciento más en cada contratación. Una marca de empleador inclusiva y con tecnología digital es vital para garantizar que la empresa cuente con el talento que necesita y se mantenga a la vanguardia. No debemos olvidar que el crecimiento y el éxito a menudo siguen a las empresas que son percibidas como excelentes lugares para trabajar.

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