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Carlos Andrés Mendiola

Lo que debe atender Netflix para evitar desplomarse

La pérdida de 200 mil suscritores durante el primer trimestre llevó a que Netflix perdiera un 35 por ciento de sus acciones.

¿Qué está pasando con Netflix?

La pérdida de 200 mil suscritores durante el primer trimestre llevó a que perdiera un 35% de sus acciones lo que a su vez se trasladó a 50 mil millones de dólares y a una gran incertidumbre en torno a su futuro.

La plataforma ha dicho que ello se debe a que los usuarios comparten contraseñas; según sus estimaciones hay 100 millones de hogares que no pagan el servicio, pero lo disfrutan de esa manera.

Otros motivos de los que se ha hablado con el cambio de dinámica con una pandemia que parece ir de salida, implicando que la gente recupera otras actividades y, por ende, redistribuya sus gastos; ingresos menores que implican dejar servicios y también una mayor competencia.

Para Netflix, la solución al problema está en dos frentes: disminuir la posibilidad de préstamos de contraseñas y el costo. Para el primero han hablado de medidas tecnológicas donde se identifique el IP del que se conectan los usuarios y cuando aparezcan varios en zonas distintas, habría un bloqueo; la cuenta sólo se podrá acceder desde una locación.

Para el segundo se ha mencionado tanto el reducir costos (es la plataforma más cara) para quienes tomen un paquete menor o con menos usuarios o bien el que el contenido incluya comerciales. Quién quiera omitirlos tendrá que pagar más como sucede con YouTube y su versión Premium, por ejemplo. Las medidas no parecen malas, pero siguen ignorando al “elefante rosa” y del que Netflix no quiera hablar: su contenido.

Netflix se distingue por ser la plataforma que más contenido “nuevo” ofrece cada semana. El nuevo viene entre comillas pues las adiciones semanales se conforman de títulos (series o películas) que son 100% nuevos (producciones o adquisiciones de la plataforma) y por incorporaciones que provienen de otros estudios (material de catálogo que se presenta como novedad; algo que sucedió hace poco, por ejemplo, con gran parte del catálogo de Pedro Almodóvar o que sucederá en unos días con “Casarse está en griego”, éxito en taquilla de 2002).

Lo primero ha sido obligado para Netflix pues necesita dejar de depender de contenidos que tarde o temprano perderá como ya le sucedió con los de Warner y Disney. La cuestión está en la mezcla de sus novedades y en su estrategia en general.

Un tema recurrente cuando se habla de Netflix es que mucha de su oferta “no es buena”, lo que sea que eso signifique pues tiene títulos ganadores de premios como “El poder del perro” o “Roma” (para muchos aburridas o lentas) y, por otra parte, en México, por ejemplo, no ha dejado de estar en los diez primeros lugares de las series, “Betty la fea”, telenovela de 1999.

Es un espectro muy amplio entre el perfil de un contenido y otro. Para el segundo, Netflix ha cambiado el marketing de sus series y ha dicho que contenidos como “¿Quién mató a Sara?” u “Oscuro deseo” son telenovelas.

Ahora, la realidad es que de todo lo que Netflix estrena cada semana es poco lo que llega al Top 10 y hay semanas en que incluso ninguna novedad lo hace. Entonces, ¿qué debe cambiar? Por un lado, debe elegir con más cuidado qué produce y evitarse títulos como “Amor de cuento” o “Black Beach” que no funcionaron ni en vistas ni en crítica. Eso quizás le implique menos estrenos, pero con mayor impacto (la vieja regla de calidad, no cantidad que está usando Disney+.

El otro aspecto clave está en su estrategia de estreno. Si bien un atractivo de Netflix es que la gran mayoría de sus series estrenan temporadas completas, eso está permitiendo también que los usuarios las consuman en un par de días y quieran más, como no lo hay buscan en otro lado y regresan hasta que hay otra serie que sigan (¿para qué pagar cada mes cuando con uno es más que suficiente para ver lo que se desea?).

A Disney+ que estrena mucho menos series (las de Marvel y Star Wars son joyas de la corona) le ha funcionado liberar un capítulo por semana. Hacerlo así permite mantener la lealtad por lo que duren los episodios, lo que sucede al menos entre dos meses y que casi siempre deja una semana entre una serie y otra, y también conserva a la serie en la agenda por más tiempo.

Netflix lo hizo así con la serie de Luis Miguel. La primera temporada no dejó de estar en boca de todos; la tercera y última, estrenada en conjunto, se diluyó en días.

Más allá de sus otras estrategias, Netflix necesita reconsiderar si lo que presenta semana a semana es atractivo y la manera en cómo interactúa con sus usuarios.

Ya no está sola y la oferta es un mar de posibilidades. Si desea conservar y atraer usuarios, debe asegurarles que tiene “lo mejor” o, mejor dicho, “lo que quieren y necesitan ver”, sea lo que sea que seo signifique.

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