La demanda por aparecer en los medios de comunicación de primer nivel (los llamados Tier 1) sigue siendo alta entre las empresas que buscan posicionamiento en medios tradicionalmente percibidos como clave para un sector, asociando la cobertura en estos espacios con credibilidad, alcance e influencia. Pero el panorama mediático ha cambiado drásticamente. Las definiciones de “medios tradicionales” e incluso de “medios Tier 1” están evolucionando muy rápido, transformando la forma en que se consume, se comparte y se confía en la información.
El ciclo informativo actual es volátil, impredecible y está sujeto a rápidos cambios en el discurso público. En menos de 24 horas, un titular puede dominar, desaparecer y resurgir con una narrativa diferente. Las empresas deben reconocer este flujo constante y ajustar sus estrategias de medios en consecuencia.
Por otro lado, cambios estructurales más profundos están transformando el consumo de medios.
Tradicionalmente, un medio de comunicación de primer nivel se definía por su prestigio y preponderancia. Pero en el panorama actual, estos atributos no siempre se traducen en interacción o impacto.
Plataformas como LinkedIn, YouTube, Instagram y Threads ofrecen algo que muchos medios tradicionales no pueden ofrecer: una audiencia directa, comprometida y específica. Los podcasts, en particular, se han convertido en la mesa redonda moderna, sin las limitaciones de los eventos presenciales. Su naturaleza conversacional y extensa fomenta la participación, creando un espacio para el diálogo y la conexión genuinos.
Los medios tradicionales aún tienen influencia, sin duda, pero los líderes empresariales están recurriendo cada vez más a plataformas como LinkedIn convirtiéndolas en su sala de prensa personal, moldeando las conversaciones del sector, compartiendo perspectivas e interactuando directamente con sus redes.
Ahora, una estrategia de medios sólida requiere más que solo asegurar la cobertura; también debe priorizar la visibilidad ejecutiva y el liderazgo de pensamiento en LinkedIn, donde los principales responsables de la toma de decisiones participan activamente.
Mientras tanto, los boletines informativos (newsletters) han consolidado su papel como fuente de noticias confiable, permitiendo a los lectores seleccionar contenido según sus intereses y autores preferidos. Este cambio ha provocado una oleada de periodistas que abandonan los medios tradicionales para lanzar sus propias plataformas independientes.
Para las marcas, estos cambios refuerzan la importancia de una estrategia de medios multifacética: una que incluya no solo asegurar la cobertura ganada sino también cultivar el liderazgo intelectual e interactuar con boletines informativos influyentes que dan forma a las narrativas de la industria.
No hace mucho, las marcas podían existir como actores silenciosos en el ciclo informativo, emitiendo textos que solo les importaban a ellas, sin decir mucho más allá de lo necesario. Esa era ya pasó. Para ser escuchadas hoy, las empresas deben impulsar activamente el liderazgo intelectual.
Esto no significa compartir contenido en redes sociales o publicar un comentario trimestralmente. Significa: hablar abiertamente sobre temas de la industria y la sociedad; ofrecer perspectivas más allá de las reacciones de “Estoy de acuerdo”, sino ¿Qué piensas y por qué es importante?; ofrecer comentarios que los medios de comunicación quieran obtener: si quieres que la gente lea, interactúe y responda, debes tener algo que decir.
Determinar qué constituye un medio de comunicación de primer nivel depende del mensaje, la audiencia y los objetivos de la marca. El primer medio que se te ocurra puede no ser la mejor opción para tus objetivos específicos.
Las empresas deben ser más ágiles, dinámicas e intencionales en sus estrategias de comunicación. No se trata solo de asegurar la cobertura, sino también de garantizar que los públicos adecuados escuchen, comprendan y actúen en consecuencia. Esto significa decir lo que esas personas necesitan escuchar por su propio bien, no por el tuyo.
El ecosistema mediático es más amplio que nunca, y la influencia ya no reside únicamente en las publicaciones tradicionales. Quienes se adapten a este cambio no solo se mantendrán a la vanguardia, sino que serán quienes la definan.