El liderazgo efectivo no necesita reflectores, se demuestra en la cancha, con hechos. Así lo ha hecho el doctor Fernando Guisa Hohenstein, presidente y fundador de FUCAM, quien lleva un cuarto de siglo con la bata bien puesta y los pies en la tierra, construyendo una de las instituciones más importantes del país en la atención del cáncer de mama.
En tiempos donde muchas causas se diluyen entre discursos vacíos y modas pasajeras, Guisa ha hecho de su vocación una misión de vida. Y no cualquier misión: hablamos de salvar vidas, de tender la mano a quienes más lo necesitan, en un país donde ser mujer y pobre sigue siendo una sentencia cuando se trata de enfermedades como el cáncer.
FUCAM no nació de una ocurrencia, de esas que vimos tantas el sexenio anterior, ni por accidente. Fue la respuesta profesional y estructurada a una injusticia médica: la falta de acceso a diagnóstico y tratamiento para miles de mujeres mexicanas. Con visión estratégica, alianzas con el sector público y privado, y mucha, muchísima voluntad, Fernando Guisa levantó una institución que ha roto paradigmas.
Hablar de FUCAM es hablar de resultados. No es cuento, es realidad: más de seis millones de servicios brindados, más de 150 mil estudios realizados solo en 2023, y lo más importante: mujeres que hoy viven para contarlo. Porque si algo ha dejado claro el doctor Guisa es que el cáncer, detectado a tiempo, puede ser enfrentado con dignidad y éxito.
“El cáncer no espera”, suele decir Guisa. Y tiene razón. En este país donde todo se posterga, él entendió que el reloj biológico no da tregua. Por eso insiste tanto en la detección oportuna. Porque cada día que se pierde, puede costar una vida.
Ahora bien, el panorama general no pinta color de rosa. De acuerdo con datos del INEGI, el cáncer de mama sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer entre mujeres en México, con más de 7,000 muertes al año. ¿La causa? Apenas una de cada cinco mujeres entre 40 y 69 años se realiza mastografías de manera regular. La falta de cultura de prevención es tan alarmante como el propio diagnóstico tardío.
Y si a eso sumamos miedo, desconocimiento, barreras económicas y desconfianza en los servicios públicos, tenemos una tormenta perfecta. Lo peor: más del 70% de los casos se detectan en etapas avanzadas, en estadios III y IV, cuando la batalla ya está cuesta arriba.
FUCAM no solo ha enfrentado este panorama, lo ha transformado. Con campañas educativas, detecciones gratuitas, acompañamiento emocional y tratamientos integrales, la institución ha logrado hacer lo que el Estado no ha podido: llegar a donde más se necesita. Por eso ahora ya hay clínicas de FUCAM en Morelos, Oaxaca y Chiapas, pero la intención es contar con una sede en cada entidad de la República Mexicana.
Claro, el camino no ha sido fácil. En 2020, la ruptura del convenio con el Seguro Popular fue un golpe duro (78 millones menos al año). Pero lejos de claudicar, Guisa y su equipo hicieron lo que saben hacer: adaptarse, reestructurar, buscar recursos, tocar puertas. Porque, como dice el dicho, “al toro por los cuernos”.
“El acceso a la salud no debe depender del bolsillo de nadie”, ha repetido en más de una ocasión el doctor Guisa. Y lo ha demostrado con hechos. Su ética va más allá de la medicina; es un compromiso social, una visión de país.
Hoy, FUCAM es un modelo que se estudia y se replica. Su enfoque integral —desde la detección hasta el seguimiento postoperatorio— se ha convertido en ejemplo en América Latina. Pero más allá del modelo, está el legado: una cultura de cuidado, una red de apoyo, una comunidad que sabe que el cáncer se puede combatir, si se enfrenta a tiempo y con humanidad. Fernando Guisa no busca premios. Su mayor reconocimiento está en cada mujer que sonríe al salir de una mastografía sin malas noticias. En cada paciente que vuelve a caminar, a abrazar, a vivir. En cada vida salvada.
En tiempos donde tanto se habla de transformación, lo que ha hecho Guisa con FUCAM es una verdadera revolución silenciosa. Una que salva vidas. Enhorabuena por estos primeros 25 años a esta noble fundación.
¡Larga vida al doctor Fernando Guisa!
El Botiquín
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vacunas. - Se dijo que la compra consolidada de medicamentos permitió “un ahorro” de 12 mil millones de pesos. ¿Cómo se logró el ahorro? Detectar y frenar los sobreprecios que venían arrastrándose. El dinero se usará para fortalecer abasto en el IMSS, ISSSTE y Pemex.
Jorge Arturo Castillo es director editorial en Mundo Farma, es profesor universitario, editor de libros y columnista especializado en diversos medios.