Carlos Andrés Mendiola
@carlosamendiola
El verano ha tomado velocidad.
La taquilla de 2025 no ha tomado aún el vuelo esperado. Sí, ha sido un mejor que verano que el anterior, con más películas atinando como “Lilo & Stitch”, “Destino Final: Lazos de sangre” y “Cómo entrenar a tu dragón”, pero otras tantas se han quedado a medio camino (“Bailarina”, “Karate Kid: Leyendas”) y unas más, las menos, como “Thunderbolts*” fracasando.
Con todo, ninguna se ha sentido o ha provisto al público de una experiencia cinematográfica emocionante. Ninguna ha estado a la altura de esos “grandes eventos” que en años anteriores han sido “IntensaMente 2”, “Wicked” o “Barbie” y “Oppenhaimer”. “F1” quizás no está en el segundo grupo, pero sin duda alguna es la encarnación de un blockbuster y su futuro parece le hará honor al título.
El término se comenzó a usar en los 40’s en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. De ahí se consolidó en los 70’s con “Tiburón” para referir a una producción de alto perfil, es decir, con un presupuesto grande y que cause, como una bomba, un gran impacto comercial y/o cultural. Usualmente, el blockbuster incluye aventura, acción, comedia y romance. Tras la pandemia, el primer blockbuster en forma, al que incluso se le atribuyó el haber regresado al público a las salas y recordar de qué se trata ir al cine, cuál es la experiencia cinematográfica, fue “Top Gun: Maverick”.
La película hizo más de mil 500 millones de dólares en 2022 y fue nominada a seis Premios Oscar, incluida Mejor Película. “F1” es la encarnación del blockbuster con todo y que carga con una etiqueta que pudiera o, mejor dicho, pudo representarle un obstáculo, ser una película de deporte.
“F1” es dirigida por Joseph Kosinski y producida por Jerry Bruckheimer, dupla detrás de “Maverick”. Como aquella la cinta está protagonizada por una estrella de cine, Brad Pitt. También carga con un presupuesto alto, establecido en los 200 millones de dólares. Debutó en la taquilla en el primer lugar de manera global, con 144 millones de dólares. Tiene un 83% de la crítica en el meta sitio Rotten Tomatoes. La audiencia le ha dado un 97%, muy en línea con la A que obtuvo en Cinema Score.
Es decir, El verano empieza con el pie derecho para Hollywood, lo que le augura una buena corrida en salas, con todo y que en próximas semanas llegarán “Jurassic World: Renacer” y “Superman”. El consenso dice: “Impulsada por el magnetismo relajado de Brad Pitt y luciendo un motor tuneado cortesía de la dirección cinética de Joseph Kosinski, F1 The Movie lleva la frescura clásica a la línea de meta”.
La hazaña de “Top Gun: Maverick” estuvo en brindarle al público la experiencia que no se puede tener en casa, a través de un servicio de streaming o televisión de cable. El efecto de la sala oscura, la atención centrada en una pantalla, el sonido y la reducción de distractores, hicieron que el público se sintiera “volar” como los pilotos de los cuales va la historia.
Esa experiencia es ahora llevada por Kosinski a las carreras de autos, pero se despliega más allá de ello. La propia historia, con sus altos y bajos, con sus cambios de velocidad y giros premeditados o “inesperados”, dan la sensación trepidante de ir a toda velocidad, pero con rumbo e intención. Más aún, la cinta evita limitarse solamente a un recorrido de circuitos en el que la escudería solo debe ganar o hacerse de un lugar en los diez primeros.
El centro de todo está en por qué hacemos lo que hacemos, sin importar la remuneración o el riesgo. Es la pregunta constante a Sonny Hayes (Pitt) y ese disfrute o magia, momento especial o casi divino, es lo que refiere como el motivo. Ese momento es universal y curiosamente también tiene que ver con el propio cine, con la posibilidad de “hacer que los sueños se vuelvan realidad”, como dice Georges Meliés, director de cine, en “La invención de Hugo Cabret”.
Si el cine tiene esa posibilidad de hacernos vivir grandes experiencias, “F1” lo logra y a toda velocidad. Es lo que Tom Cruise, quien será reconocido con un Oscar honorario en 2026, justo por defender la experiencia de cine, ha definido como determinante e, incluso, con el “poder de cambiar vidas”.